MADRID 30 Jun. (OTR/PRESS) -
Como era una obviedad largamente esperada, la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatuto de Cataluña no resuelve el problema político de fondo, como se desprende claramente de la comparación de las reacciones de unos y de otros. El hecho de que el Gobierno y el PP sean los más conformes con su contenido muestra una enorme contradicción en las posturas de los dos grandes partidos españoles, que, en el caso del PSOE, se complica con la confrontación con la indignación y disconformidad de Montilla y del PSC. Como siempre, aquí el que sale beneficiado es el PP, pues, pese a que el TC rechaza la inmensa mayor parte de su recurso, el caso es que algo acepta del mismo, lo suficiente para encabritar al conjunto del nacionalismo, incluidos además los socialistas catalanes, en cuyo seno también anida parcialmente el nacionalismo. Y como siempre también, la reacción menos sincera es la del partido de Mariano Rajoy, al declararse satisfecho y feliz con una sentencia que supone una gran derrota para ellos, ya que admite algo así como el 8 por ciento de sus reivindicaciones liquidadoras.
Que se prepare Zapatero, pues, también como siempre, resultará el gran perjudicado, el gran culpable y el gran responsable de cualquier desaguisado que siga al que en estos momentos estamos contemplando. Si fuese posible decir la verdad de lo que cada uno piensa, yo diría que se ha salvado el país de la gran catástrofe que habría supuesto la admisión por el TC de la totalidad o la esencia del recurso del PP, partido, por lo demás, responsable de esos cuatro años de zozobras e incertidumbres y del pavor a ese peligro, ahora conjurado, de haber tirado por la borda lo sustancial del autonomismo catalán y quién sabe si español. Y decir también que tiene mucha más importancia que la que se le está dando la salvación del término o concepto de nación catalana contenido en el preámbulo. Nadie de buena fe pensó nunca que el concepto tendría consecuencias jurídicas, pues sería la primera vez en la historia que tal cosa ocurriera con el contenido de un preámbulo en cualquier norma.