Actualizado 09/03/2010 13:00

Rafael Torres.- Al margen.- El corral nublado.

MADRID 9 Mar. (OTR/PRESS) -

Uno de los personajes de la trilogía "El ruedo ibérico", de Valle-Inclán, se preguntaba que qué sería de éste corral nublado. Siglo y medio después de aquellos amenes isabelinos, la política española sigue siendo un corral, y, además, está nublado. El sol, el gran bálsamo que dulcifica a los españoles la tragedia de serlo, desapareció hace tres meses, las borrascas encadenadas y las olas polares lo barrieron y lo tiraron nadie sabe dónde, y sin sol, sin esa luz que es la única escala por donde podríamos escapar, resulta insoportable casi todo, la crisis económica, el fascio desinhibido y rampante, el ataque por tierra, mar y aire a Garzón, el modélico empresario que preside la CEOE, las ideas geniales del gobierno, el toro de Osborne como emblema nacional, Esperanza Aguirre su portaestandarte, el jinete, las jineteras y los mendigos de diseño de la televisión, la ordinariez y la codicia allá donde se vaya, y la lluvia permanente, y el viento huracanado y sin rumbo, y la nieve de dudosa albura, y, sobre todo, Mayor Oreja, que en el día de la Mujer dice que la interrupción del embarazo es una cosa de bolcheviques.

Los psiquiatras callan, pero las depresiones se han disparado. Las depresiones de verdad, no esas que había antes, cuando se ataban los perros con longaniza y todo era mentira. Ahora también todo es mentira, pero es una mentira más siniestra, y lo único cierto es que media España vive materialmente mejor mientras la otra media se ha hundido en la miseria y liquida y vende cuanto tiene, a precio de ganga, a la media que vive bien y que, por cierto, más se queja. Pero lo peor, sin duda, es que el sol, la única cosa que nos amaba, anda tirado en cualquier basural y sus rayos no nos alcanzan, ni nos calientan, ni nos consuelan, ni nos iluminan. Los psiquiatras, hasta arriba de curro, callan, y no sólo los psicoanalistas, que lo suyo es callar. Oír y callar. Pero, ¿qué podrían decir? Basta, para comprenderlo todo, mirar y no ver la luz del sol.

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