MADRID 7 Sep. (OTR/PRESS) -
Para acabar con una banda terrorista como es ETA, sólo hay dos caminos posibles: el de la derrota o el de la negociación. No hay más. Después de cincuenta años de existencia de esta macabra banda de asesinos, la experiencia acumulada debería llevarnos a no tener dudas sobre cuál es el camino correcto. Sólo mediante la aplicación estricta de la ley y del resto de instrumentos que tiene un Estado de Derecho -actuación policial, aislamiento social e internacional, no presencia en las instituciones- se acabará consiguiendo la derrota total y definitiva de ETA. El comunicado de ETA del pasado domingo debería reafirmar al Gobierno de la Nación -que es a quien le corresponde liderar la política antiterrorista- a los partidos políticos, agentes sociales, medios de comunicación, en ese camino de la derrota. ETA debe de perder toda esperanza de conseguir la más mínima ventaja política tanto por seguir matando como por dejar de matar.
ETA y su entorno tienen necesidad de estar en las próximas elecciones municipales y forales en el País Vasco y Navarra. Necesitan poder, dinero e información. El deber y la obligación democrática del Gobierno y del poder judicial es impedir esa presencia de ETA y de sus amigos -se llamen como se llamen- en las urnas. Ahí va a estar la "prueba del nueve" para el Gobierno de Zapatero que hay que recordar ya permitió hace cuatro años la presencia de "amigos" de ETA bajo las siglas de ANV en un buen número de Ayuntamientos del País Vasco y de Navarra.
El comunicado de ETA del pasado domingo no aporta nada nuevo y por eso ha producido grandes dosis de decepción y desencanto en quienes -y eran muchos- esperaban un anuncio prácticamente definitivo de "alto el fuego" por parte de la banda terrorista. Por el contrario, ETA vuelve a plantear su manida "solución democrática", lo cual, en boca de unos individuos que han asesinado a un total de 857 personas y heridas a miles más, no deja de ser un insulto y una provocación. "Si el Gobierno de España tiene voluntad, ETA está dispuesta hoy igual que ayer, para acordar los mínimos democráticos necesarios para emprender el proceso democrático" dice la banda terrorista con un desparpajo y una desfachatez propia de mentes enfermas y totalitarias.
El Gobierno de Zapatero cometió un grave error en la pasada legislatura cuando llevó a cabo un proceso de negociación política con ETA que acabó como acabó. Algunos indicios apuntan a que el ejecutivo ha mantenido esa negociación en los últimos meses a través de mediadores internacionales. Zapatero puede tener la tentación de pensar que conseguir la paz conllevaría réditos electorales en unos momentos en los que no está precisamente para tirar cohetes. La memoria de las víctimas del terrorismo, la dignidad de nuestro Estado de Derecho y la propia sociedad española que ha sabido sufrir durante años los embates de ETA se merecen que este Gobierno o el que venga tenga la firme determinación de acabar con ETA a través del camino de la derrota y no por el de la negociación.