Actualizado 17/09/2010 14:00

Cayetano González.- Esperanza Aguirre.

MADRID 17 Sep. (OTR/PRESS) -

A un responsable político lo menos que se le puede pedir es que cuando hable se le entienda y "a más a más" que dirían en Cataluña, que defienda con convicción las ideas y valores en los que cree y con los que se ha presentado al juicio electoral de los ciudadanos. Ambas cosas -la claridad cuando habla y la firme defensa de sus ideas- las tiene con creces la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Es una política que no suele dejar indiferente, y por eso suele levantar tanta pasión, sobre todo en sus adversarios políticos y mediáticos.

Una decisión y una declaración de Esperanza Aguirre de los últimos días, son el mejor ejemplo para demostrar lo anterior. La decisión no es otra que la de reducir a la mitad los liberados sindicales que hay en la Comunidad de Madrid. Algo que, lógicamente, ha soliviantado a los propios sindicatos, pero que ha sido recibido y apoyado con entusiasmo por la mayoría de los ciudadanos que están literalmente hasta el gorro de pagar con sus impuestos a ese ejército de liberados sindicales. La declaración, y no me negaran que tiene su gracia e ingenio, la hizo hace cuarenta y ocho horas en la Asamblea de Madrid durante el debate anual sobre el estado de la Comunidad: "Un socialista hablando de empleo suena a Paris Hilton fundando conventos". Y claro, la portavoz socialista se quedó sin habla.

La propia Esperanza Aguirre dijo hace unos meses en una entrevista en una revista que a ella la querían mas fuera que dentro de su partido. No le falta razón si acotamos esa falta de cariño en su partido a lo que puede ser el actual núcleo de dirección que encabeza Rajoy y, por supuesto, a su eterno rival y sin embargo "amigo", el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz Gallardón. En unos tiempos en los que el liderazgo del PP es puesto muy frecuentemente en cuestión en la opinión pública debido al poco entusiasmo que despierta Rajoy, la figura de Aguirre se agranda entre el propio electorado del PP cuando se compara su capacidad de arrastre y liderazgo con el del actual presidente de los populares. Pero fue la propia Esperanza Aguirre la que no quiso dar la batalla interna hace dos años en el famoso Congreso de Valencia tras la derrota electoral de Rajoy y ahora, no parece que sea el momento para hacerlo.

Conscientes de ese poderío de Esperanza Aguirre y de su liderazgo en la Comunidad de Madrid, Zapatero, animado por Blanco, tuvo la feliz idea hace unos meses de pensar que para las elecciones autonómicas que tendrán lugar en mayo, el candidato socialista para enfrentarse a Aguirre no podía ser ese personaje desconocido llegado de Parla, llamado Tomás Gómez, sino que había que aupar a una persona mas "popular" y esa no podía ser otra que Trinidad Jiménez. Y como el "chico" de Parla no dio su brazo a torcer, ahora resulta que primero tienen que partirse la cara Gómez y Jiménez para posteriormente, el que salga vencedor de ese combate interno, intentar ganar a una Esperanza Aguirre a la que todas las encuestas la pronostican una holgada victoria allá avanzada la primavera.

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