Publicado 01/03/2023 08:00

Fernando Jáuregui.- Llamazares y la mirada a un tiempo pasado, quizá mejor

MADRID, 1 Mar. (OTR/PRESS) -

Admito que no me sorprende demasiado que quien fuera líder de Izquierda Unida, Gaspar Llamazares, haya decidido ser candidato por una plataforma a la izquierda del PSOE -que no Podemos_ a la alcaldía de Oviedo. Apoyando eso sí, los intentos de Yolanda Díaz por dotar de cierta coherencia a la algarabía que hoy es la formación morada que creó Pablo Iglesias hace ya nueve años. Y, al respecto, constato que hay como una cierta mirada nostálgica hacia tiempos pasados, que no siempre, pero sí en algunas ocasiones, fueron mejores.

Paradójicamente, en estos tiempos de aceleración vertiginosa -no hay sino que asomarse a lo que nos muestran en el Mobile World Congress_, y por cierto no sólo en el orden tecnológico, se da de modo paralelo una cierta revisión del pasado, quizá conscientes todos de que estamos dejando demasiadas cosas atrás, en aras de una prisa por conquistar un futuro sin demasiados horizontes definidos. Llamazares, que por cierto militó en el Partido Comunista con gentes que ahora toman rumbos muy distantes y distintos, el propio Ramón Tamames entre otros, representa a una izquierda clásica, incorruptible, sin demasiada imaginación ni don de gentes, pero serena y sin ansia de dar esos volatines innecesarios a los que nos tienen acostumbrados en otras áreas izquierdistas 'moradas'.

Me alegro en lo personal -le conocí y traté bastante cuando él era una fuente informativa y yo un cronista ávido de noticias- de su retorno a la arena política, sea cual sea el resultado ante las urnas, y pienso que puede ser un refuerzo en el proyecto Sumar de Yolanda Díaz, que se retrasa demasiado en su formulación y se zambulle en contradicciones que han de solventarse: ¿de verdad es pensable un proyecto político encabezado por la actual vicepresidenta y ministra de Trabajo, en el que formen parte gentes como Llamazares, teniendo como 'número dos' en las listas a alguien como Irene Montero, o como 'tres' a Ione Belarra? Estoy deseando escuchar a la señora Díaz, tan escurridiza en sus declaraciones ambiguas, cómo piensa deshacer ese nudo gordiano, lo que va a ser clave para las posibilidades de que Sánchez gobierne otra Legislatura o no.

Pienso que el 'fenómeno Llamazares' (65 años) es algo más que un caso aislado: ya digo que hay como un afán por recuperar algunos valores de seriedad, de lealtad a las ideas, un concepto más estricto de lo que significan la democracia, la separación de poderes. No en vano algunos de los libros de mayor éxito y algunas de las superproducciones televisivas de inmediato lanzamiento nos hablan de ese pasado, que empieza a ser desconocido por una mayoría de españoles, un tercio de los cuales no pudieron votar la Constitución.

Arrumbar a gentes de mérito invocando apenas su edad es algo más que una injusticia: es un disparate, un error equiparable al que cometen quienes se niegan a conocer su propia Historia, condenándose así a repetir sus peores pasajes. Por eso me ha emocionado tanto ver en el Mobile barcelonés (y español) a ese hombre admirable de 94 años, Martin Cooper, el inventor del teléfono celular, situado ante las inmensas prestaciones de las que hoy se dota a aquel invento, el 'zapatófono', que entones pesaba dos kilos y servía apenas para eso: para hablar por teléfono.

Creo que la imagen de Cooper, entrando al recinto del Mobile, y asegurando que "estamos solo en el principio", no debe limitarse a los avances en las tecnologías de la comunicación: creo que también tiene algo que ver con esa democracia mejor que es posible y deseable. Porque pasado y futuro son compatibles. Pregúntenle, si no, a Llamazares.

Antonio Casado

Frenazo a un desvarío

por Antonio Casado

Victoria Lafora

Pandemonio catalán

por Victoria Lafora

Rafael Torres

El caso Vinicius

por Rafael Torres

Francisco Muro de Iscar

Creer en Dios para entender al hombre

por Francisco Muro de Iscar