MADRID 26 Oct. (OTR/PRESS) -
Las manifestaciones que este fin de semana hizo el presidente de la Generalidad de Cataluña, y candidato a sucederse a sí mismo en ese cargo, son indicativas de las dificultades que plantea cualquier clase y tipo de coalición, y sobre todo, cuando tales coaliciones te fuerzan a ceder en posiciones ideológicamente clave. Cada partido pretende y aspira a imponer sus propios planteamientos y a no dejarse imponer planteamientos ajenos. Es lo que ahora mismo sucede en el panorama político catalán: Esquerra, como también CiU, plantean la necesidad o la exigencia de recurrir a una consulta popular sobre la soberanía catalana, y aspiran que quienquiera que pacte con esas siglas, asuman también esa exigencia. Naturalmente, el PSC de Montilla no quiere pasar por esa exigencia que choca con sus propios planteamientos ideológicos no nacionalistas aunque sí catalanistas, como suele distinguir Montilla. De manera que el presidente de la Generalitat no tenía más remedio que definirse sobre las exigencias de los nacionalistas ERC y CiU, y proclamar, en plena campaña electoral, que no está dispuesto a pasar por esa exigencia de la consulta o referéndum independentista. Hasta el punto de que si es una condición imprescindible, el PSC de Montilla alejará de sí la posibilidad de regresar a un tripartito. Y eso es lo que fuerza a José Montilla a dar por enterrada -de momento, y salvo matices posteriores- la etapa del tripartito.
"El tripartito ha hecho un gran servicio, pero su tiempo ha pasado", dice Montilla, mientras advierte que "no cambiaré mis principios ni vuestros principios por un puñado de votos al Parlament de Cataluña a cambio de ser investido presidente de la Generalitat". "Ni mantenernos en el gobierno ni mantener una mayoría parlamentaria nos puede hacer renunciar a la coherencia que los catalanes nos exigen", reiteraba Montilla, mientras advertía del peligro de que "hay quien quiere potenciar una nueva era de enfrentamiento en Cataluña y en el resto de España".
¿Es una posición firme y definitiva, es un planteamiento meramente electoral y una estrategia hasta ver qué sucede en las urnas del mes que viene? El candidato socialista ha defendido en el Liceu, rodeado de sus 16 consellers, "un gobierno paritario pero sin cuotas ni más almas que el catalanismo social. Un gobierno que responda ante el Parlament con un programa que recupere el crecimiento económico, garantice la cohesión social, defienda Cataluña y tienda puentes con España". Añadió que "para continuar avanzando, hace falta un punto y aparte. Y ello sólo es posible con un gobierno progresista y de izquierda, sólo es posible con un gobierno socialista", afirmó. Y es que Montilla no se resigna a perder la presidencia, convencido de que "es y será el presidente de la Generalitat". Montilla se muestra convencido de que en Cataluña ya existe una mayoría socialista, y que sólo falta que vayan a votar.
Naturalmente, la interpretación que dan los otros candidatos a las manifestaciones de Montilla son diferentes. El líder de CiU y candidato a la Presidencia de la Generalitat, Artur Mas, no se fía y sostiene que "si pueden", PSC, ERC e ICV volverán a formar el tripartito, "digan lo que digan ahora". Mas, sin embargo, se muestra convencido de que los catalanes se lo impedirán. También él está convencido de que su opción ganará, y no necesitará apoyos exteriores, o si los necesita, se atendrán a sus propias exigencias. Otro candidato, Joan Herrera, de ICV, interpreta que las declaraciones de Montilla equivalen a una rendición. Opina Herrera que ERC no se ha movido ni un ápice en su postura y se ha mostrado como el que pone las condiciones para el pacto. La condición de garantizar la celebración de un referendo sobre la independencia en la próxima legislatura.
En cualquier caso, parece evidente que es prematuro pronosticar qué sucederá en las urnas catalanas. Primero será preciso conocer el resultado del escrutinio, y sólo después comprobar las posibilidades que se abren o se cierran para establecer coaliciones y acuerdos. Claro que a PSC-Montilla y a Artur Mas-CIU les gustaría conseguir la mayoría absoluta para gobernar en solitario sin recurrir a nadie más. Pero como sospechan que tal propósito no es fácil de conseguir, empiezan a poner sus propias condiciones para un hipotético "matrimonio de intereses" con otras fuerzas. Siempre que las condiciones de esos hipotéticos socios sean mínimamente aceptables...