La cuidadora acusada de muerte de un bebé en Valladolid insiste en que se atragantó con el puré y niega haberle golpeado

Actualizado: viernes, 19 junio 2009 21:05

VALLADOLID, 19 Jun. (EUROPA PRESS) -

La cuidadora que desde hoy es juzgada en la Audiencia de Valladolid por un jurado popular acusada de la muerte de una niña de seis meses que tenía a su cargo ocurrida en agosto de 2007 negó haber golpeado a la criatura, bien porque no cesara de llorar o se negase a comer, e insistió en que el bebé se atragantó con el puré y ella se limitó a tratar de auxiliarle.

"No porque llore un niño hay que pegarle. No soy una persona capaz de hacer mal a nadie, y menos a un bebé. Yo también soy madre", declaró en la primera jornada del juicio María del Rosario R, la 'canguro' de 40 años cuyo futuro está en manos de las seis mujeres y tres varones que integran el jurado popular y que podría ser condenada a penas de entre 12 y 25 años de prisión por delitos de homicidio o asesinato, tal y como solicitan, respectivamente y aún con carácter provisional, el Ministerio Fiscal y la acusación particular.

En su declaración, la procesada, quien permanece en prisión provisional desde septiembre de 2007, reiteró que en momento alguno golpeó al bebé cuyo cuidado había asumido desde hacía tan sólo treinta y ocho días. "Lo digo de corazón, de verdad, no miento porque este es un asunto muy serio", advirtió María del Rosario a preguntas de qué ocurrió el día 9 de agosto de aquel año en el piso de la madre de la niña Ana Helena A.V, sito en la calle La Salud de Valladolid.

Al respecto, la acusada recordó que llegó a las 08.50 horas a la vivienda para hacerse cargo de la criatura, a la que recordó como "una niña muy buena y nada llorona", y que, al quedarse a solas con ella tras marcharse la madre, la acostó por espacio de hora y media y luego salió con ella a dar una vuelta por la ciudad, hasta que sobre las 13.30 regresó para darle la comida.

EL BOCA A BOCA

Tras darle un puré de verduras, María del Rosario dio unos leves golpecitos en la espaldad a la niña, "no por hacerle daño ni por maldad" sino para que eructara, y fue cuando, según ella, comenzó a notar que a la niña le costaba respirar, de ahí que inicialmente le echara agua en la cara y acto seguido le introdujera un dedo en la boca hasta conseguir que vomitara. Pese a ello, y dado que la criatura seguía con problemas para respirar, la acusada la llevó a la cocina, la colocó sobre una toalla y comenzó a realizarle el boca a boca.

"Aunque su color era normal me puse muy nerviosa, fue sólo un segundo y no supe cómo reaccionar", alegó la cuidadora para justificar por qué no llamó inmediatamente a la madre de la niña ni al Servicio de Emergencias 112. Aseguró que estaba a punto de hacerlo cuando una vecina y la hija de ésta que se percataron de lo que estaba ocurriendo acudieron en su ayuda para continuar con las maniobras de reanimación de la criatura.

María del Rosario, que tiene dos hijos de 12 y 8 años, también apuntó que tenía experiencia en el cuidado de niños y que jamás había tenido problema alguno. De hecho, destacó que de uno de los niños se hizo cargo a los cuatro meses "y ahora tiene 20 años".

LESIONES POR UN IMPACTO CON FUERZA

Durante la primera jornada del juicio declaró también la médico pediatra del Hospital Clínico Universitario de Valladolid que asistió el día de autos a la niña y que, a la vista de las lesiones sufridas, rellenó el protocolo sanitario de malos tratos.

La facultativa, Carmina G, recordó que la niña, intubada y con una mascarilla, fue trasladada al centro por el Servicio de Emergencias 112 y que al llegar presentaba hematomas en la cara y el cuello y erosiones en un párpado, si bien su decisión de activar el referido protocolo se produjo tras realizarle un escáner y comprobar que la paciente sufría una fractura craneal y un hematoma subdural.

Preguntada por las partes sobre si unas lesiones de tal alcance podían ser compatibles con un atragantamiento o un zarandeo, la testigo rechazó tal posibilidad y aseguró, por el carácter traumático de las mismas, lo más factible es que se hubieran producido al golpearse la niña contra algo. "Para que se produzcan es preciso de una fuerza y un impacto importante", sentenció.