La Policía Nacional desarrolla técnicas lofoscópicas para la identificación de cadáveres en grandes catástrofes

POLICÍA NACIONAL EN GRANADA
Publicado: sábado, 9 febrero 2019 11:04


Facilitaron la detención de un histórico narcotraficante que llevaba 15 años fugado y había alterado las huellas de sus manos

MADRID, 9 Feb. (EUROPA PRESS) -

La Policía Nacional se vale de tres secciones especializas dentro de la Unidad Central de Identificación para el reconocimiento de personas, entre las que se encuentra el laboratorio de identificación lofoscópica, una técnica que permite la identificación de cadáveres en catástrofes, como en el terremoto de Nepal ocurrido en abril de 2015.

En estos casos, lo expertos se desplazan al lugar de los hechos para realizar la identificación de los cadáveres, como también ocurrió en el accidente aeronáutico de Mali en mayo de 2018 o en el ferroviario de Santiago en 2012.

Estos especialistas forman parte de la Red Europea de Laboratorios Forenses, un organismo dedicado a la unificación de criterios en la identificación dactilar y a la realización de dispositivos extraordinarios para realizar reseñas en ciertos lugares.

Otras de las secciones de la Unidad Central de Identificación es la de Sistema Automático de Identificación Dactilar (SAID), que lleva en funcionamiento desde 1986 y permite almacenar y cotejar las impresiones de la reseña decadactilar de los detenidos con la imágenes latentes recogidas en el lugar de un hecho delictivo, además de encargarse de las huellas enviadas por otros cuerpos como la Interpol o la Europol.

La tercera sección es la de Técnicas Identificativas, dedicada al estudio de las características físicas de las personas para su individualización e identificación por medio de técnicas como la regeneración papilar o la de dedos obtenidos de cadáveres en avanzado estado de putrefacción para su posible identificación dactilar.

ALTERACIÓN DE HUELLAS

Recientemente, agentes de la Policía Nacional detuvieron en Getafe (Madrid) a un histórico narcotraficante que llevaba más de 15 años fugado de la justicia española. El arrestado había modificado y alterado las huellas de sus manos con microimplantes de piel para evitar su identificación, a pesar de tener en vigor cuatro requisitorias de detención y tres prohibiciones de salida con dos identidades distintas.

Sin embargo, fue posible su identificación gracias al estudio minucioso de otras partes de su mano llevado a cabo por agentes especializados en la técnica lofoscópica de la Unidad Central de Identificación, encontrándose los doce puntos característicos necesarios para llevar a cabo una identificación.

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