BARCELONA, 19 Ene. (EUROPA PRESS) -
Dos de las más grandes divas de la ópera, las sopranos Edita Gruberova y Elina Garanca, convertirán con sus voces el Gran Teatre del Liceu de Barcelona en el castillo de Windsor de 1536, para escenificar uno de los textos más aclamados del 'bel canto'; la 'Anna Bolena' de Gaetano Donizetti.
La obra, con dirección musical de Andriy Yurkevych, y con el catalán Rafael Duran en el apartado escénico, conserva todas las intrigas del drama histórico, pero viaja levemente a la actualidad: Para escenificar el angustioso encierro en Windsor, se usan grandes pantallas y cámaras de videovigilancia, por ejemplo.
La presencia de las dos protagonistas es uno de los reclamos principales de este montaje, una nueva producción del Liceu que estará en cartel hasta el 5 de marzo.
A pesar de su interés histórico, la obra no es excesivamente teatral, ya que está cuajada de pensamientos internos de los personajes, que se concentran en su potencia vocal y no tanto en la interpretación.
'Ana Bolena' tiene dos actos: en el primero se revelan los motivos de Enrique VIII (Carlo Colombara) para rechazar a la reina Ana (Gruberova) --éste quiere casarse con Giovanna Seymour (Garanca), una dama de la corte-- y la cruel estrategia que quiere usar para conseguirlo; acusarla de adulterio.
Esta primera parte transcurre en Windsor, mientras que en la segunda la acción se traslada a la Torre de Londres, donde Bolena espera resignada el cumplimiento de la sentencia de muerte; unos momentos duros que propician el momento álgido del drama, la 'cabaletta' 'Coppia iniqua', en la que perdona a sus enemigos justo antes de desmayarse.
'Ana Bolena', con libreto de Felice Romani, se estrenó en el Teatro Carcano de Milano en 1830 y fue uno de los primeros éxitos de Donizetti.
A Barcelona llegó en 1835 al Teatre de la Santa Creu y unos años después fue la primera ópera representada en 1847 en el recién inaugurado Liceu.
Después, la obra desapareció de los escenarios en los últimos decenios del siglo XIX, hasta que su reposición en La Scala en 1957 con la gran Maria Callas como protagonista propició su resurrección.
