MADRID, 11 Nov. (EUROPA PRESS) - Debido a sus altas temperaturas, lo más probable es que GJ 1132b no pueda retener agua líquida en su superficie, por lo que es inhabitable para la vida tal como la conocemos, pero los científicos dicen que es lo suficientemente frío como para albergar una atmósfera sustancial. El planeta está también lo suficientemente cerca de la Tierra que los científicos pronto podrán descubrir mucho más sobre sus características a partir de la composición de su atmósfera con el patrón de sus vientos e, incluso, el color de sus puestas de sol. Berta-Thompson y sus colegas descubrieron el planeta usando el Observatorio MEarth-South (en la imagen), un conjunto liderado por la Universidad de Harvard de ocho telescopios robóticos de 40 centímetros de ancho, situado en las montañas de Chile. La matriz controla estrellas pequeñas cercanas llamadas enanas M, que se encuentran dispersas por todo el cielo nocturno. Los científicos han determinado que este tipo de estrellas frecuentemente orbitaban por los planetas, pero aún no han descubierto exoplanetas del tamaño de la Tierra lo suficientemente cerca para estudiarlos en profundidad. Desde principios de 2014, el conjunto de telescopios ha estado recopilando datos de casi todas las noches, tomando mediciones de la luz estelar cada 25 minutos en busca de descensos reveladores del brillo que pueden indicar que un planeta pasa por delante de una estrella. El 10 de mayo, un telescopio recogió una débil caída de GJ 1132, una estrella situada a 12 parsecs, o 39 años luz, de la Tierra. A partir de la medición de la oscilación de su estrella anfitriona, los investigadores estiman que la masa del planeta está cerca de 1,6 veces la de la Tierra. Dado su tamaño y masa, los expertos podrían determinar su densidad y creen que es rocoso, como la Tierra. Eso es bueno en términos de estudio científico: la mayoría de los exoplanetas rocosos que se han descubierto hasta ahora son básicamente bolas de fuego, con temperaturas de superficie de miles de grados, demasiado calientes para aferrarse a cualquier tipo de ambiente. "Este planeta es lo suficientemente fresco para poder retener una atmósfera -detalla Berta-Thompson--. Así que pensamos que este planeta probablemente todavía tiene algo de una atmósfera sustancial en su estado actual". Berta-Thompson espera que los astrónomos usen el Telescopio Espacial James Webb (JWST), el sucesor mucho más grande que el telescopio espacial Hubble que se pondrá en marcha en el año 2018, para identificar el color y la composición química de la atmósfera del planeta, junto con el patrón de sus vientos.