Dar de comer a aves silvestres puede alterar su evolución a corto plazo

pájaro
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Actualizado: jueves, 3 diciembre 2009 19:39

MADRID, 3 Dic. (EUROPA PRESS) -

La alimentación de las aves en invierno por parte de los humanos podría tener profundos efectos sobre el futuro evolutivo de una especie y estos cambios se pueden observar en un plazo corto de tiempo, según un estudio de la Universidad de Friburgo en Alemania que se publica en la revista 'Current Biology'.

La investigación muestra que lo que una vez fuera una única población de aves conocida como currucas capirotadas ('Sylvia atricapilla') --en la imagen-- se ha dividido en dos grupos aislados reproductivamente en menos de 30 generaciones, a pesar del hecho de que continúan apareándose cerca en los mismos bosques.

El aislamiento reproductivo entre estas poblaciones, que viven juntas durante parte del año, es ahora más fuerte que el de otras currucas que siempre están separadas entre sí por distancias de 800 kilómetros o más.

Según explica Martin Schaefer, responsable del estudio, "nuestro estudio documenta el profundo impacto de las actividades humanas sobre las trayectorias evolutivas de las especies. Muestra que estamos influyendo en el destino no sólo de especies raras y amenazadas sino también de las comunes que rodean nuestra vida diaria".

La división que los investigadores observaron seguía el reciente asentamiento de poblaciones de currucas capirotadas divididas entre migraciones hacia el sudoeste y el noroeste en Europa central después de que los humanos comenzaran a ofrecerles alimento en invierno.

Los dos grupos comenzaron a seguir rutas migratorias distintas, con invernadas en España y Reino Unido, y afrontaban distintas presiones selectivas. Bajo tal presión, los dos grupos se habían adaptado a los ecotipos locales. Un ecotipo representa el paso inicial de diferenciación entre poblaciones de la misma especie que pueden llegar a dar lugar a una especie separada si continúan progresando.

"La nueva ruta migratoria hacia el noroeste es más corta y esas aves se alimentan de comida proporcionada por los humanos en vez de las frutas como hacen las aves que migran al sudoeste. Como consecuencia, las aves que migran al noroeste tienen alas redondeadas, que les permiten maniobrar mejor pero que son menos adecuadas para migraciones de larga distancia", explica Schaefer.

Además, estas aves que obtienen el alimento de los humanos tienen picos más estrechos y largos que las hacen menos capaces para comer frutos grandes como aceitunas durante el invierno.

El investigador apunta que no está claro si los ecotipos se convertirán en especies separadas y duda de ello porque los hábitos de los humanos tienden a cambiar a lo largo del tiempo.

Aún así, los descubrimientos se refieren a un controvertido y antiguo debate sobre si la separación geográfica es necesaria para que se produzca la especiación. "Nuestro estudio muestra que los pasos iniciales de la especiación pueden producirse muy deprisa en un ave migratoria de alta movilidad" añade el investigador y esto es así porque la selección divergente durante la fase de invernada conduce a la evolución del aislamiento reproductivo.

"Este es un hermoso ejemplo de la velocidad de la evolución. Es algo que podemos ver con nuestros propios ojos si miramos con suficiente atención. No tienen porque pasar millones de años", concluye Schaefer.