SANTANDER, 9 Jun. (EUROPA PRESS) -
Las visitas experimentales que se van a realizar en Altamira hasta el próximo mes de noviembre para evaluar el comportamiento de la cueva podrían comenzar este verano, a mediados de agosto, y tener como protagonistas a algunas de las 4.000 personas que se encuentran en lista de espera.
Según explicó el consejero de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno de Cantabria, Francisco Javier López Marcano, el inicio de estas visitas de prueba depende de la "agilidad" con que se definan los aparatos que se van a instalar en la cueva y su propia instalación.
"Pongamos por caso que eso se produce en mes y medio, que a primeros de agosto ya están decididos e instalados, dispondremos desde mediados de agosto hasta noviembre para que los expertos analicen el comportamiento de esos aparatos con personas en el interior de la cueva, a determinadas horas", señaló. Y es que la cueva es "un ser vivo", que no reacciona igual por la mañana que por la tarde, matizó.
Precisó que todavía no se sabe el número de personas que van a poder entrar en estos meses, ni están definidos los criterios de selección de los visitantes, aunque uno de los que se baraja es "tirar de la lista de espera", aunque es algo que tiene que decidir la comisión de trabajo, que este viernes celebrará su primera sesión en Madrid.
El consejero, que forma parte del Patronato de Altamira que ayer decidió la reapertura controlada de la cueva, explicó que esta comisión tiene que decidir en primer lugar los medios técnicos que se ubican en la cueva, como fotogrametría o sensores, y una vez instalados comenzarán las primeras visitas.
Recordó que se ha fijado de plazo hasta noviembre de este año para disponer ya de alguno o varios datos sobre el comportamiento de las medidas de protección de la cueva con personas dentro, y en virtud del informe que se elabore, el Patronato tomará una decisión sobre las visitas, que en cualquier caso serán muy restringidas.
Pero que "esto no provoque desánimo ni alarma algunos", advirtió Marcano, ya que en el último periodo en el que la cueva permaneció abierta, en 2002, entraban "un mínimo de cinco personas", cuando la climatología y la humedad lo aconsejaban. "Sin embargo, todos afirmábamos, y esa afirmación tiene resonancia universal, que Altamira estaba abierta", recalcó.
Destacó que entonces "a nadie le preocupaba", sino "todo lo contrario", que por razones de conservación y preservación entraran solamente cinco personas y hasta 30 los días "más propicios".
Según el consejero, desconoce si el número de visitas se va a mover en esas cifras, ya que depende de lo que aconsejen los informes técnicos, pero desde luego no van a ser "entradas multitudinarias", aseguró.
En este sentido, recordó que Altamira "no es una cueva que se adapte para usos turísticos, sino un bien de interés cultural, patrimonio "con mayúsculas" de toda la Humanidad, un Museo y un Centro Nacional de Investigación, aunque reconoció que ante la "altisonancia y la fuerza" de la propia cueva estas características y funciones "pasan a un segundo plano".
Preguntado si existe la posibilidad de que finalmente el informe de los técnicos desaconseje en otoño las visitas, señaló "no me gustaría, mi voto es negativo".
El consejero hizo estas declaraciones, a pregunta de los medios de comunicación, en la rueda de prensa en la que presentó el Plan regional de Arqueología que acaba de aprobar el Gobierno cántabro.
