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Actualizado: martes, 9 diciembre 2008 16:11


MADRID, 9 Dic. (EUROPA PRESS) -

El alemán Bernd Schuster puso punto y final hoy a su andadura como técnico del Real Madrid, al que llegó hace dos temporadas como sustituto de Fabio Capello, sin experiencia en un gran club y con la obligación de recuperar el gusto por el buen fútbol del Bernabéu.

El germano logró uno de los objetivo propuestos, un gran título, con la renovación del entorchado liguero logrado por el italiano, pero no terminó por recuperar la esencia estética que le requería Ramón Calderón, y sumó dolorosos fallos en la Liga de Campeones y en la Copa del Rey.

Schuster ha acabado siendo presa de la crisis de resultados del equipo, lastrado últimamente también por una plaga de lesiones importante, y además de su poco abierto, y en ocasiones díscolo, carácter.

Su sintonía con la directiva tampoco acabó de ser demasiado nítida, sobre todo con el director deportivo, Pedja Mijatovic, el mismo que le había ratificado hace menos de un mes y que fue hoy el encargado de recomendar a Ramón Calderón el cese del ex técnico del Levante y el Getafe, entre otros.

El año pasado conquistó la Liga tras un gran inicio que estuvo cerca de dilapidar después de sufrir una mala racha que permitió el acercamiento del FC Barcelona, pero supo recuperar el acierto para acabar asegurando el entorchado, donde apenas tuvo rival por el mal momento fundamentalmente del conjunto azulgrana en el final de un ciclo.

Con la obligación de hacer que el exigente público del Santiago Bernabéu volviese a vibrar con un fútbol ofensivo y de buen gusto, alejado del poco estético, pero efectivo de la época de Capello, Schuster fue el elegido para la tarea, amparado sobre todo en su buena labor al frente de un modesto como el Getafe y por su conocimiento del club, del que formó parte como jugador.

Sin embargo, y pese al estilo marcadamente ofensivo, el buen fútbol sólo se vio a rachas y el Real Madrid siguió mostrándose más contundente y más cómodo en muchas ocasiones al contragolpe, y le faltó dominar los partidos. Además, muy pronto, se quedó solo con la Liga tras las eliminaciones en la Copa del Rey (Mallorca) y en la Liga de Campeones, en los octavos de final ante el AS Roma y pese a tener el factor campo a favor, despidiéndose de un torneo donde nunca dio sensación de poderío, sobre todo como visitante.

Con todo, salió vencedor de campos como Mestalla, el Vicente Calderón, El Madrigal y el mismo Camp Nou, cerrando el entorchado con cuatro jornadas de anterioridad en el Reyno de Navarra y goleando al Barça el día del pasillo de honor. Al final, récord de puntos (85), sólo cuatro derrotas y conjunto menos goleado y más goleador.

POCOS REFUERZOS PARA SU SEGUNDO AÑO

El primer título y su año de experiencia no cambiaron demasiado a Schuster, que vio como su plantilla se reforzaba únicamente con Rafael Van der Vaart y Rubén De la Red, con el club empeñado en traer a Cristiano Ronaldo y perdiendo a Robinho, dejando un tanto 'cojo' al equipo, que conquistó la Supercopa ante el Valencia.

Así, pese al mal comienzo, con derrota en Riazor, el Real Madrid se encumbró en los primeros puestos y fue sacando las victorias inmerso ya en una plaga de lesiones que le fueron mermando en su rendimiento. Además, el alemán se fue distanciando de los medios de comunicación con ruedas de prensa lacónicas e irónicas, y ácido ante los problemas dentro del vestuario y la entidad.

La Juventus le dejó prácticamente sin el primer puesto en la 'Champions', el Real Unión le apeó de la Copa del Rey tras hacerle tres goles en el Santiago Bernabéu, y las últimas derrotas en Getafe (3-1) y ante el Sevilla (3-4) fueron la condena definitiva para el técnico, que llegó a decir públicamente el pasado domingo que no era posible ganar el 'clásico' de este sábado ante un Barcelona, cuyo espectacular fútbol agudizaba aún más la crisis del conjunto madridista, cuya primera víctima, como casi siempre, ha sido su guía.