MADRID, 21 Abr. (EUROPA PRESS) -
Los aeropuertos internacionales de Estocolmo y Malmoe, ambos en Suecia, ha comunicado que se niega a permitir las inspecciones de seguridad a pasajeros solicitadas por Israel, lo que ha provocado que la aerolínea israelí Arkia haya cancelado sus vuelos al país europeo, según ha informado el diario israelí 'Haaretz'.
"Estamos hablando con las autoridades de seguridad en Suecia y otros países en los que ha habido problemas para entender el significado de las nuevas restricciones impuestas a los vuelos israelíes", ha dicho el Ministerio de Transportes de Israel.
Los procedimientos de seguridad implementados por Israel implican muy a menudo que los pasajeros tengan que revelar su etnia, sus creencias religiosas y otros datos personales. Estos métodos ya fueron prohibidos el verano de 2011 por las autoridades del aeropuerto danés de Copenhague.
La semana pasada, se prohibió a cientos de personas coger varios vuelos con destino en el aeropuerto israelí de Ben Gurion debido a que el motivo del viaje era participar en una campaña humanitaria pacífica en la localidad cisjordana de Belén. Israel adujo motivos de seguridad, aunque los activistas afirmaron en reiteradas ocasiones que no pretendían quedarse en Israel y que únicamente pasarían por el aeropuerto de camino a Cisjordania.
Los organizadores de la propuesta indicaron que más del 60 por ciento de las más de 1.500 llegadas esperadas fueron canceladas por las aerolíneas después de que Israel emitiera una 'lista negra' con los nombres de los pasajeros que participaban en la misma y amenazara con sancionar a las aerolíneas que no evitaran que llegaran al país. Por ello, los organizadores acusaron a Israel de "subcontratar la ocupación y pedir a otros que hagan su trabajo sucio".
Esta misma semana se ha producido un escándalo en un vuelo de Air France con destino a Israel después de que una mujer fuera sacada del avión en que iba a viajar tras decir en su tarjeta de identificación que no era judía. El incidente, confirmado por la compañía, podría suponer una violación de las leyes internacionales y europeas, que prohíben la discriminación por motivos religiosos contra los pasajeros.
Según ha revelado la pasajera, Horia A., una vez realizado el embarque y sentada en su lugar, un miembro de la tripulación se acercó a ella y le llevó a otra parte del avión, donde le preguntó si tenía pasaporte israelí y si era judía. Tras decir que no, le dijeron que tenía prohibido tomar ese vuelo a causa "de una situación muy compleja".
