Cádiz.- El Gobierno aclara que no ha vetado lo usos comunes derivados de costumbres y tradiciones locales en las playas

Europa Press Andalucía
Actualizado: viernes, 26 mayo 2006 16:43

CADIZ 26 May. (EUROPA PRESS) -

La Dirección General de Costas del Ministerio de Medio Ambiente aclaró hoy que "no ha denegado ni prohibido" los usos comunes derivados de costumbres y tradiciones locales en la playa, tales como las barbacoas durante el Trofeo Carranza, el Entierro de la Caballa y otros similares en la capital gaditana, ya que "no están sujetos a autorización y que no tienen mas limitación que las derivadas del buen uso, orden público, seguridad de las personas, higiene, y la capacidad de acogida de la playa".

Según un comunicado remitido a Europa Press, en la reciente resolución de Costas de Cádiz sobre el plan municipal de playas "sólo se deniega" la ocupación de tres instalaciones concretas, "atendiendo precisamente a su carácter intensivo y a su posible ubicación fuera de la arena".

Por ello, "no se justifica en absoluto un clima de alarma" sobre los planes de usos de las playas de Cádiz, puesto que "ni se han prohibido actividades admisibles por la Ley de Costas, ni se ha cerrado" la vía administrativa en el procedimiento para su autorización, sino que "está abierto el proceso de colaboración" con el Ayuntamiento de Cádiz.

En este sentido, Costas apostó por este proceso de colaboración para la autorización del plan de usos, "atendiendo siempre al interés general, a la garantía de mantener la integridad de las playas y la sujeción a la legalidad".

El Ministerio argumenta en su nota que el "atractivo" de las playas como espacios públicos abiertos de gran calidad, "propicia" el desarrollo de una serie de actividades especiales de "cierta intensidad", que prestan un "indudable" servicio al público usuario de las playas, y que aunque no exigen su instalación en la playa en función de su naturaleza y finalidad, "a veces no es posible encontrar una ubicación apropiada fuera de la propia playa".

Así, la "única forma de racionalizar la fuerte presión de uso" sobre las playas urbanas, es "atender la prioridad" de los usos comunes, que no requieren autorización alguna, y sobre los que sólo pesan las limitaciones propias de los espacios públicos abiertos, es decir, las relativas al buen uso, a la seguridad de las personas, al orden público, a la higiene y a la capacidad de acogida del espacio físico de las playas.

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