Tribunales.- Acusado del crimen de su mujer en Jerez, "arrepentido" de "matar a la persona que más quería"

Actualizado: lunes, 4 julio 2016 17:45

JEREZ DE LA FRONTERA (CÁDIZ), 4 Jul. (EUROPA PRESS) -

El acusado del crimen de Raquel Barrera, la vecina de Jerez de la Frontera (Cádiz) de 42 años que murió en abril de 2014 tras ser apuñalada presuntamente a manos de su marido, ha asegurado este lunes ante el tribunal y el jurado popular que juzga el caso que la noche de los hechos le "entró fuego por el cuerpo" y que está "totalmente arrepentido" porque ha "matado a la persona que más quería y a la madre de mi hijo".

En el primer día del juicio, que se celebra en la Sección Octava de la Audiencia Provincial de Cádiz, el marido de la víctima --para el que la Fiscalía pide 18 años de cárcel por un presunto delito de asesinato-- ha explicado que tras 23 años casados discutían "lo normal" y "como cualquier matrimonio", y que su relación "era buena".

No obstante, ha reconocido que en los "últimos meses" antes de los hechos habían tenido discusiones "delante de amigos" y que ella, en una de esas discusiones, le había llegado a decir que "no estaba segura de seguir con la relación" pero, "como no estaba en sus cinco sentidos" porque había ocurrido en un fin de semana "y habíamos bebido", él entendió "que no era su forma de pensar".

En su declaración, que se ha alargado casi hora y media, el presunto homicida sí ha reconocido que las redes sociales "eran parte del problema", toda vez que su mujer le contó que había conocido a alguien a través de un sistema de mensajería instantánea de otra nacionalidad con el que mantenía "una relación más especial".

En este sentido, el marido de la víctima ha afirmado que su esposa "estaba obsesionada con el móvil", lo utilizaba "todo el tiempo" y era algo "fuera de lo normal", a raíz de que en febrero de 2014 se descargara una aplicación de mensajería instantánea alternativa al WhatsApp que era gratuita.

"12 HORAS BEBIENDO SIN PARAR"

Asimismo, el acusado ha detallado que la noche de los hechos, cuando llegaron al domicilio habían estado "12 horas bebiendo sin parar", al pasarse el sábado en el centro alternando con los padres de ella y otros familiares y amigos hasta que sobre las 2,00 horas se marcharon a casa porque su mujer estaba "cansada".

Una vez allí, tal y como ha relatado al tribunal, el se acostó en la habitación del matrimonio, en la segunda planta, y su esposa "se quedó en la cocina fumándose un cigarro" y allí puso el móvil a cargar "porque tenía poca batería".

Poco después se despertó porque la perra que tenían en casa "se subió en la cama" y, al ver que "era tarde", bajó y vio que su mujer "no estaba en el sofá", sino "sentada en un taburete en la cocina". Así, se sentó "en frente de ella" y vio que "estaba chateando en las redes sociales".

En ese momento, según ha declarado, le preguntó que "con quién hablaba" y ella le contestó que "estaba con sus cosas" y "si quería ver lo que había en el móvil", alargando el brazo para "ofrecerme el móvil dos segundos y retirarlo" y dejarlo en la encimera.

En ese momento, como ha señalado ante el tribunal, "hubo un minuto de silencio" y él le dijo que "ya habían hablado de tema móvil" la semana anterior y de la "mala costumbre de no separarse" del aparato, a lo que ella le respondió que "no podía".

A partir de ese instante, como ha detallado en la sala de vistas, "me entró fuego por el cuerpo" y "me levanté como un resorte", "agarré el primer cuchillo que vi y salí de la cocina" para tirarse y "arrodillarse en el suelo" y ponerse el cuchillo "como los harakiris".

Fue entonces cuando, según ha manifestado, su mujer "se levantó", se dirigió a él y le dijo que "qué hacía" y que "dejara eso" y, acto seguido, "me fui rápidamente hacia ella, le agarré por el cuello y le puse el cuchillo en el pecho y le presioné".

A continuación, aunque ella "intentó poner la mano delante" se lo "volvió a clavar" y ella "retrocedió para atrás hasta que llegó a la cocina" y se apoyó sobre la puerta, hasta que "fue a caerse" y él la agarró y la dejó en el suelo, decidiendo "ponerla boca arriba porque sangraba mucho por la espalda".

LLAMADA A LA POLICÍA

Acto seguido, llamó por teléfono al 092 y dijo que "creía" que había matado a su mujer, asegurando que "no era una broma" y dando los datos de su vivienda, para a continuación "ir al baño" y "empezar a cortarse los brazos".

A las preguntas de la fiscal, inquiriéndole de las razones por las que hoy había contado "con todo tipo de detalles" los hechos, y si "lo había recordado todo después", tras no haber "narrado" hasta ahora el suceso ni a la Policía ni en los juzgados, el acusado ha replicado que se encontraba "muy mal" y "no tenía capacidad para nada".

Cabe recordar que la Fiscalía pide 18 años de cárcel para el acusado por un presunto delito de asesinato, al considerar que "sabía perfectamente lo que hacía" y que realizó un "ataque rápido" sobre su esposa "aprovechando" de que la víctima "no podía repeler la agresión" porque "le costaba reaccionar", ya que "había bebido bebidas alcohólicas" durante todo el día.

Además de esta acusación del Ministerio Público, hay tres más para representar a los padres de la víctima y al único hijo del matrimonio, de 23 años, así como la acusación popular que ejerce la Junta de Andalucía.

La defensa, por su parte, solicita una condena por un delito de homicidio y no asesinato, tras plantear las eximentes completas de arrepentimiento, enajenación mental, arrebato y reparación del daño, además de que estaba bajo los efectos del alcohol.

La vista se reanudará este martes con la declaración de los testigos, entre los que se encuentran amigos y familiares de la víctima que estuvieron horas antes del suceso con el matrimonio, mientras que para el miércoles está citado el padre de la fallecida, quien ayudaba "económicamente" al matrimonio --el acusado estaba en paro-- y a quien él consideraba "como un padre". También prestará declaración ese día el único hijo del matrimonio.