A la izquierda: pupa actual del mosquito no picador (Lasiodiamesa sp.); a la derecha: pupa fósil de Telmatomyia Talbragarica del Jurásico de Australia - CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTÍFICAS
SEVILLA 8 Oct. (EUROPA PRESS) -
Un equipo científico internacional liderado desde la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) ha descubierto una nueva especie de insecto fosilizado procedente del periodo Jurásico australiano, con más de 150 millones de años de antigüedad. El hallazgo constituye el registro más antiguo conocido en el hemisferio sur de los quironómidos, una familia de insectos no picadores "claves" en los ecosistemas de agua dulce y muy vulnerables al cambio climático.
Según han explicado desde el CSIC en una nota, el fósil presenta una "singular adaptación evolutiva": un mecanismo que podrían haber usado para adherirse con firmeza a las rocas de su entorno. Hasta ahora se pensaba que este mecanismo era "exclusivo" de especies marinas. De esta forma, el estudio "ayudará a comprender" la dispersión de estos insectos y los datos resultantes serán de "gran valor" para la compresión y conservación de la biodiversidad actual, han remarcado desde la institución científica.
Los restos fosilizados se han encontrado en el yacimiento de peces fósiles de Talbragar, situados en Nueva Gales del Sur. El estudio, publicado en Gondwana Research, ha contado también con la participación del Australian Museum Research Institute, la Universidad de Nueva Gales del Sur, la Universidad de Múnich y la Universidad Massey de Nueva Zelanda.
El investigador de la Estación Biológica de Doñana y primer autor del estudio, Viktor Baranov, ha asegurado que el hallazgo sugiere que este grupo de animales de agua dulce "se originó en el antiguo supercontinente de Gondwana". La nueva especie ha sido bautizada con el nombre de 'Telmatomyia talbragarica', que podría traducirse como "mosca de las aguas estancadas", en honor al hábitat pantanoso de Talbragar.
Durante la investigación, según ha explicado CSIC, se han analizado seis especímenes fosilizados que presentaban un disco de succión terminal que les permite aferrarse a rocas en hábitats afectados por mareas y corrientes y que, hasta ahora "se creía exclusivo de especies marinas".
Sin embargo, los datos sedimentológicos y paleontológicos de Talbragar han indicado que este se trataba de un "paleoambiente de agua dulce", lo que destaca "la plasticidad fenotípica de los quironómidos", han remarcado los investigadores.
NUEVAS PISTAS SOBRE EL ORIGEN DE LA FAMILIA
El análisis de individuos Podominae se ha empleado como "modelo" para estudiar patrones de distribución y de origen de la diversidad biológica. Las primeras teorías de los científicos han señalado que los mosquitos de esta subfamilia eran originarios de Gondwana septentrional y que, posteriormente, se expandieron hacia Laurasia. Sin embargo, el descubrimiento de fósiles más antiguos en Eurasia, ha llevado a nuevas "interpretaciones" que proponían que su origen estaba en Laurasia.
Ahora, este estudio ha aportado una "sólida evidencia" que apunta hacia la primera hipótesis, la que sugiere que la familia Chironomidae se originó probablemente en el hemisferio sur antes de expandirse por el resto del mundo, han asegurado desde el CSIC.
"ESCASEZ" DE FÓSILES EN EL HEMISFERIO SUR
Para CSIC, aunque este descubrimiento "cubre una importante brecha" en el registro fósil del linaje, la compresión de la historia evolutiva de este grupo se sigue viendo limitada por la "escasez" de fósiles en el hemisferio sur ya que la mayoría de fósiles conocidos de Podonominae provienen del hemisferio norte.
En palabras del paleontólogo del Australian Museum Research Institute y de la Universidad de Nueva Gales del Sur, Matthew McCurry, existe "una fuerte tendencia hacia la búsqueda y estudio de fósiles en el hemisferio norte, lo que provoca que se llegue a conclusiones erróneas en cuanto al origen de los grupos biológicos".
Por su parte, el profesor de la Universidad Massey, Steve Trewick, ha señalado que aún hay "interrogantes" sobre la manera en que las biotas del hemisferio sur se formaron y evolucionaron a lo largo del tiempo geológico. "Las especies fósiles tan diminutas y frágiles como el 'Telmatomyia talbragarica', son escasas y resultan cruciales para que podamos interpretar la historia de la vida en nuestro planeta", ha sentenciado.