Los adolescentes que experimentan en edad temprana con el alcohol desarrollan más autoestima, según un estudio

Europa Press Andalucía
Actualizado: domingo, 15 octubre 2006 13:50

SEVILLA 15 Oct. (EUROPA PRESS) -

Los adolescentes que experimentan a una edad temprana con el consumo de alcohol presentan a los pocos años, al cumplir la mayoría de edad, un mayor nivel de autoestima y un mejor ajuste emocional que aquellos que continuaron el consumo de forma abusiva y de aquellos que no tuvieron esas experiencias, según se concluye de un estudio longitudinal realizado por investigadores del Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla.

Según la investigación, titulada 'Consumo de sustancias durante la adolescencia: trayectorias evolutivas y consecuencias para el ajuste psicológico', el consumo moderado de sustancias en la adolescencia temprana parece llevar a un mejor ajuste emocional en la adolescencia tardía.

El estudio, facilitado a Europa Press y que está siendo objeto de análisis por la revista International Journal of Clinical and Health Psychology para su posible publicación el próximo año, profundiza en las consecuencias psicológicas y comportamentales del consumo de sustancias, más allá de las conocidas consecuencias físicas del consumo de alcohol.

El análisis, iniciado en 1998 por los profesores Alfredo Oliva, Águeda Parra e Inmaculada Sánchez-Queija1, se llevó a cabo sobre una muestra de 101 adolescentes --63 chicas y 38 chicos-- seleccionados en centros educativos de la provincia de Sevilla. Tras seleccionar los centros, los investigadores se pusieron en contaco con su equipo directivo para explicarles la investigación y, una vez recibida la autorización, se pidió permiso por carta a los padres.

Los chicos fueron observados a los 13, 15 y 18 años de edad y la metodología consistió en un cuestionario con preguntas referidas al consumo de tabaco, alcohol y hachís y a las borracheras experimentadas.

Según el estudio, los adolescentes que mostraban un consumo moderado a los 13 años, que se hacía más frecuente a los 15 años para luego disminuir ligeramente, eran quienes presentaban en la adolescencia tardía las puntuaciones más altas en autoestima y más bajas en la escala de problemas internalizantes del Youth Self Report, una escala diseñada para ser utilizada con adolescentes con edades comprendidas entre los 12 y los 18 años.

DIEZ POR CIENTO

"Este grupo de sujetos de corta e intensa vida como consumidores de sustancias aparece en otros estudios, y suele recoger en torno al diez por ciento de adolescentes o jóvenes", exponen los investigadores.

Sin embargo, el grupo con un consumo ascendente, que partía de un bajo nivel de consumo e iba aumentando claramente entre los 13 y los 18 años, presentaron un mayor desajuste al final de la adolescencia, en cuanto a niveles de autoestima y ajuste emocional. Por último, los adolescentes que presentaban el consumo más bajo obtuvieron las puntuaciones más bajas en autoestima y más altas en problemas emocionales, aunque como contrapartida fueron quienes mostraron un mejor ajuste conductual.

Los psicólogos precisan que "estos resultados deben ser entendidos en nuestro contexto social y cultural, y hay que ser muy prudentes con respecto a su generalización" aunque no obstante, apuntan que se aproximan a los obtenidos en Estados Unidos por Shedler y Block (1990). "Estos autores, utilizando un diseño también longitudinal, encontraron una mejor salud emocional en los adolescentes que habían experimentado con drogas, frente a los consumidores abusivos, que tenían más dificultades para el control de impulsos y más malestar psicológico, y los no consumidores, que dieron muestras de mayor ansiedad y carencia de habilidades sociales", anotaron.

Por contra, expusieron que otros estudios han encontrado resultados diferentes, ya que aquellos adolescentes que mostraban un menor consumo de alcohol (Chassin, Prost y Pitts, 2002) o marihuana se mostraron más ajustados que sus compañeros consumidores. Sin embargo, aclararon que el estudio dirigido por Chassin se llevó a cabo sobre una población de alto riesgo constituida por adolescentes que convivían con un padre o madre alcohólica, y se refería no tanto al consumo de alcohol como a los episodios de consumo abusivo. NO TAN SORPRENDENTES

Los investigadores señalan que estos resultados no son tan "sorprendentes" como pudiera pensarse ya que otros expertos ya concluyeron en la misma línea. Entre ellos, citaron a Berzonsky, que expuso que "es posible que estos adolescentes que experimentan en la adolescencia temprana tengan algunas características personales, como una mayor apertura a la experiencia o un estilo personal caracterizado por la búsqueda de información y el afrontamiento de los problemas, que le lleven a alcanzar una mayor madurez socio-emocional al final de la adolescencia".

Aluden a que la mayoría de programas de intervención dirigidos a la prevención del consumo de sustancias persiguen la eliminación de toda experimentación por parte de los adolescentes por considerarla relacionada con el consumo abusivo posterior y lamentan que "muchos de estos programas emplean un enfoque sensacionalista y patologizante de esta experimentación, generando una alarma innecesaria entre padres y educadores, que en algunos casos pueden pensar que el hecho de que un chico pruebe el cánnabis le introduce en una senda que termina irremediablemente en el desarrollo de una adicción".

Por ello, apuestan como un elemento clave en la sustitución de estos ritos por otros más saludables por "cambiar la imagen sensacionalista e inexacta que los medios de comunicación transmiten de nuestros jóvenes y adolescentes por una más positiva, en la que el rasgo distintivo de esta etapa no sea el consumo de drogas y alcohol".

Finalmente, desearon evitar cualquier posible mala interpretación de los resultados en el sentido de considerar el consumo de drogas como una actividad que promueve o favorece el ajuste emocional del adolescente.

"Los peligros de este consumo son más que evidentes, y aunque en nuestra muestra normalizada y no representativa la experimentación con sustancias no tenga consecuencias negativas, la generalización no es recomendable. Es más que probable que en poblaciones de riesgo el consumo no resulte tan inocuo, y la experimentación conlleve un alto riesgo en tanto que tenga un significado distinto y forme parte de un estilo de vida poco saludable o incluso antisocial", concluyen.

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