Artur Mas (CIU)
EP
Actualizado: martes, 7 septiembre 2010 14:48

BARCELONA, 7 Sep. (EUROPA PRESS) -

El líder de CiU, Artur Mas, y el presidente de la Generalitat y primer secretario del PSC, José Montilla, se juegan el 28 de noviembre su futuro, ya que la continuidad de su carrera política está condicionada a que logren acceder al Govern.

Mas ha ganado las dos últimas elecciones generales --2003 y 2006-- pero su victoria no ha sido suficiente para gobernar, ante la alianza de la izquierda catalana en dos tripartitos. Ahora, todas las encuestas -incluso las del CIS catalán-- le sitúan como ganador.

El dirigente nacionalista ya ha asegurado que, si esta vez no gobierna, tirará la toalla y dejará de ser el candidato de CiU, con lo que si esta situación se produce, se abriría el debate en la federación sobre quien sería el sucesor, explicaron fuentes de CiU.

Incluso, podría peligrar el 'status quo' del marco de relaciones actual entre CDC y UDC, ya que los democristianos ya han dicho que no tienen que renunciar por sistema a encabezar una candidatura de CiU a las autonómicas.

Montilla no sólo se juega su continuidad en la Generalitat, sino también al frente del partido. Una derrota cuestionaría el papel de los 'capitanes' en el seno del PSC, quienes se hicieron con el control del partido en 1994, en el Congreso de Sitges, y han consolidado su influencia en el seno de la organización política.

Son muchos quienes han interpretado la decisión del conseller de Economía, Antoni Castells, de no volver a presentarse en las listas como un movimiento en clave interna, postulándose como eventual sucesor de Montilla al frente del PSC, extremo que Castells ha negado.

Asimismo, la irrupción de José Corbacho, que previsiblemente irá como número 3 de las listas y dejará el Ministerio de Trabajo, se ha interpretado como un intento de lograr penetrar en el 'cinturón rojo' del área metropolitana de Barcelona, donde tradicionalmente el PSOE logra buenos resultados en las generales, pero no logra arrastrar ese voto hacia las autonómicas.

El PSC aún no ha hecho públicas sus listas, y aún se desconoce quién será el número 2 por Barcelona, aunque la favorita es la secretaria del Govern, Laia Bonet, con un perfil que escenifica el equilibrio entre la dirección del partido, las nuevas generaciones del PSC más proclives a las tesis de los 'capitanes', pero al mismo tiempo con un pie con la histórica corriente catalanista y de corte más 'maragalliana'.

Las listas del PSC permitirán visualizar hasta qué punto Montilla opta por mantener cierto equilibro entre los 'capitanes' y el 'ala catalanista' del partido --visualizado por figuras como los consellers Montserrat Tura, Ernest Maragall, Joaquim Nadal y Marina Geli--, o bien opta por situar a los suyos en los principales puestos.

PAPEL DE ERC

ERC aspira a volver a jugar a la carta de la equidistancia, al igual que hizo en 2003 y 2006. Los republicanos quieren volver a ser la llave que decante la mayoría gubernamental, aunque según los sondeos de opinión, ahora lo tendrían más bien complicado, ante la pérdida de votantes independentistas (por su alianza con el PSC) y el trasvase de electores hacia CiU y hacia las nuevas plataformas soberanistas.

Joan Puigcercós también se juega su liderazgo en el partido que alcanzó en 2008, tras las primarias y el congreso extraordinario que celebraron los republicanos tras las elecciones generales, cuando pasaron de ocho a tres diputados en el Congreso.

Una de las incógnitas es si ante un mal resultado de ERC, el vicepresidente de la Generalitat, Josep Lluís Carod-Rovira, aspiraría a recuperar el liderazgo del partido, aunque la tesis oficial de la formación es que Puigcercós está totalmente consolidado.

EL PP QUIERE SER DECISIVO

El PP aspira estas elecciones a crecer y a ser decisivos, como lo fueron en 1999. Cuatro años antes, en 1995, Aleix Vidal-Quadras logró el máximo histórico de los populares en Catalunya: 17 escaños, con un discurso de corte identitario y a favor del bilingüismo.

En los últimos meses, la candidata popular Alicia Sánchez Camacho ha acentuado su discurso en ámbitos como la inmigración y el bilingüismo, que son precisamente aquellas materias en las que los populares podrían perder electores a costa de C's, UPyD y Plataforma per Catalunya (PxC).

Los sondeos auguran que ICV-EUiA tiene un electorado estabilizado, pese al desgaste que le ha supuesto asumir la conselleria de Interior, por parte de Joan Saura que cede el testigo.

Los rojiverdes culminan el relevo generacional y el giro hacia el ecologismo, la nueva izquierda y el pacifismo con una candidatura liderada por Joan Herrera e integrada por jóvenes valores del partido, aunque se mantienen referentes 'históricos' de la época del PSUC como Jaume Bosch.

Otra de las grandes incógnitas es si C's logrará mantener la representación parlamentaria (tres diputados), o bien sufrirá un desgaste porque en las elecciones también concurrirá UPyD con un discurso similar.

Estas elecciones también sobresalen por la emergencia que están teniendo los colectivos extraparlamentarios, con el ex presidente del Barça, Joan Laporta, y el ex dirigente de ERC, Joan Carretero.

El independentismo concurre dividido, ya que además de ERC, también se presentan Reagrupament y Solidaritat Catalana per la Independència, mientras que Plataforma per Catalunya ha intensificado su presencia en la conurbación de Barcelona con la finalidad de entrar en el Parlament.