Contraste de colores, tejidos y volúmenes en la mujer de Miriam Ocariz

EP
Europa Press Cultura
Actualizado: domingo, 22 febrero 2009 18:36

MADRID, 22 Feb. (EUROPA PRESS) -

La diseñadora bilbaína Miriam Ocariz abrió los desfiles de la tarde de la segunda jornada de la IL edición de la Madrid Fashion Week con unas propuestas para el Otoño-Invierno 2009-2010 caracterizadas por los contrastes.

El blanco y el negro se combinan en composiciones geométricas, especialmente cuadros y rayas, que aparecen en la amplia gama de prendas mostradas en la colección: pantalones, mallas, camisas, chaquetas, vestidos, faldas y abrigos. Estos diseños bicolor se combinan con otros monocolor de colores vivos, como el mostaza y el rojo.

Ocariz también utiliza los tonos pastel, especialmente el verde quirófano, el rosa palo y el malva y el azul cielo, que aparecen solos o mezclados en delicados estampados que se diluyen sobre un fondo blanco. Así, la diseñadora vasca evoca una niebla reinventada sobre el cuerpo de la mujer en sus camisas y vestidos, algunos de los cuales se alargan hasta los tobillos evocando una imagen etérea de la fémina. Esta suavidad se rompe al combinar los colores claros y los estampados con el negro, que pone el punto de sobriedad, y, de nuevo, con el mostaza y el rojo, dando un aire altamente atrevido y dinámico a las propuestas de Ocariz.

Este movimiento se sugiere también mediante superposiciones ligeras y cascadas de volantes sobrepuestos que se desprenden de una base adaptada al cuerpo de la mujer. Los volantes toman el protagonismo en los trajes de noche, en su mayoría negros, de corte hasta la rodilla y sin mangas, cuya elegancia se torna rotundidad con ayuda de tejidos de aspecto sintético. La agresividad de telas como el cuero y el mikado se opone a la vaporosidad de los tules y las gasas, que también se combinan en contrapunto con la organza y otros tejidos brillantes.

Para las más atrevidas, Miriam Ocariz sugiere vestidos de cuero absolutamente ceñidos a la figura femenina, a modo de armazón. Negro que se prolonga en los complementos o, por el contrario, se rompe de la mano de zapatos, bolsos y medias de color chillón, en un nuevo alarde de osadía.

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