MADRID, 5 DE ENERO (EDIZIONES)
En la tarde del pasado lunes, Florentino Pérez, Presidente del Real Madrid, convocó a la prensa para anunciar la destitución de Rafael Benítez como entrenador del primer equipo y la incorporación de Zinedine Zidane como nuevo técnico de la plantilla blanca. Una decisión que parecía tomada desde algún tiempo y que todos esperaban que se produjese en casi cualquier momento.
Comenzó la comparecencia con Florentino Pérez tras el atril de una sala que no suele ser la habitual para hacer este tipo de declaraciones. Fue algo más bien improvisado, bien por la rapidez de la decisión que tomó la junta directiva, bien por la cantidad de actos que se estaban celebrando en ese momento en el Santiago Bernabéu.
Nada más comenzar, dio a conocer la decisión que habían tomado él y su junta directiva. Sin sorpresas. Benítez destituido como entrenador del Real Madrid. Lo que sí sorprendió es que solo dedicó 22 segundos al entrenador saliente. Dijo que era una decisión difícil la que habían tomado y dio las gracias a Benítez por su trabajo en estos meses. Y poco más. No dio explicaciones del por qué esa decisión, cuando dos semanas antes abogaba por Rafael Benítez como el que podía sacar adelante al equipo.
Acto seguido, presentó a Zidane como entrenador sustituto. Aquí hay varias cosas a destacar. La primera, la presencia de Zidane y de toda su familia. Parecía más un fichaje de verano. Es cierto que al madridista ilusiona la llegada del francés al banquillo. Por eso quiso dársele la importancia debida. El galo es una leyenda del madridismo, y, al menos, merecía algo así.
Zidane no sorprendió. Tímido, como siempre, reservado, fue parco en palabras. Pero buenas palabras. Se le vio nervioso, incluso más de lo que estaba cuando firmó como jugador, como aseguró él mismo. Debe ser porque sabe lo que se juega. Sabe lo que hay en juego. Conoce el club y sabe de las consecuencias de no ganar.
Tras las fotos, no hubo preguntas. Florentino Pérez así lo quiso y así lo organizó. No se pudo preguntar el por qué de la destitución de Benítez. No se pudo preguntar por qué el cambio de pensamiento de la cúpula blanca, ya que dos semanas atrás, el propio Florentino Pérez aseguró que la solución era Rafael Benítez. Se echó de menos la ronda de preguntas, tan habitual últimamente en las últimas comparecencias de Florentino Pérez.
Tampoco se pudo preguntar al nuevo entrenador por cómo se sentía o cómo iba a ser su sistema de juego desde ese momento. Prometió poner todo el corazón en su trabajo, trabajar mucho e intentar ganar algún título. Pero no se le pudo preguntar.
Fue un acto corto, rápido y escueto. Al fin y al cabo, la destitución de un entrenador nunca es una buena noticia para cualquier club del mundo. Así que cuanto antes acabe, mejor. Un acto con la presencia de los medios, de la junta directiva, de Zidane y de su familia. De Rafael Benítez, ni rastro. Normal.
