Italia seduce en una prórroga antológica

Actualizado: miércoles, 5 julio 2006 2:09

DORTMUND (ALEMANIA), 5 Jul. (EUROPA PRESS)

Italia demostró su gran categoría futbolística, la que esconde bajo su tradicional estilo especulativo, y alcanzó la final del Mundial de Alemania, doce años después de la última, seduciendo al estadio de Dortmund y a todos los aficionados en una prórroga de ensueño, con dos equipos entregados a la gloria del gol y que se definió con una obra de arte de Grosso y una muesca más de Del Piero.

Grosso, decisivo para su selección ante Australia, ejecutó el arte supremo del gol, que anteriormente habían merecido Gilardino o Zambrotta, cuyos intentos fueron rechazados por la madera que defendía Lehmann.

El lateral aprovechó su zurda para enviar al segundo palo una magnífica asistencia de Pirlo en el último suspiro del tiempo extra, que fue un ejemplo de derroche físico y anhelo de alcanzar la gloria de una final mundialista. Grosso, con o sin premeditación, marcó y balanceó su cabeza de lado a lado, como hiciera Tardelli en 1982, en el último título mundialista de los transalpinos.

Italia expuso los argumentos futbolísticos que se le presupone por la categoría de sus jugadores, pero siempre en la sombra por esa capacidad para sacar el máximo exponiendo lo mínimo. Un estilo fugaz que ha desprendido rencor del aficionado, pero que hoy varió de manera magistral para sacudir a la entregada Alemania, también meritoria por su esfuerzo sobrehumano por mantener equilibrado un partido en el que fue y se sintió inferior.

El país transalpino demostró que le tiene tomada la medida al cuadro teutón y sus calles serán una explosión de júbilo y algarabía, no sólo por el triunfo sino por el camino que tomó para conseguirlo. Lippi arriesgó en la prórroga e Italia, con emoción inusitada, hizo justicia en el marcador en el minuto 118 por medio de Grosso. De la desesperación alemana, por buscar el empate, nació la sentencia 'azurra' con un bello contragolpe culminado por Del Piero.

Ambas selecciones ofrecieron un espectáculo de intensidad colectiva, de derroche físico, entrega y pasión por alcanzar sus objetivos. Una mentalidad que echan en falta otras selecciones y que en Alemania o Italia rebosa. El tiempo reglamentario, con una parte para cada selección, concluyó sin goles, pero la prórroga fue diferente.

Las dos acusaron el esfuerzo y el fútbol encontró su sentido original, con dos equipos partidos, en ataque y defensa, y dos porteros dispuestos a afrontar la batalla. Buffon respondió a Podolski en dos ocasiones y Lehmann a Pirlo, pero el Mundial tenía un hueco reservado para un 'desconocido', un zurdo de nombre poco atractivo y de cuya pierna izquierda surgió una bella parábola para transformar el Mundial, teñirlo de color azul intenso y derribar a las torres germanas, que se dejaron la piel luchando por 'su' Mundial.

ITALIA, AL ATAQUE

Italia lució su mejor versión en el partido trascendental. Hasta ahora había disfrutado de un camino relativamente sencillo, ante Australia y Ucrania, pero su condición de equipo se reafirmó ante los alemanes, que confiaban en su campo talismán para acabar con la pesadilla transalpina, que no ha logrado superar en ningún Mundial.

Totti emergió en los primeros minutos para contabilizar los recursos ofensivos de Italia, amparado siempre en la dirección de Pirlo y en el incansable trabajo de Gattuso. Alemania parecía menos selección que en todo el Mundial, con poca capacidad para quitarle el balón a Italia y volcar esas avalanchas que han construido su historia.

Los de Lippi sólo pecaron de falta de continuidad en su juego ofensivo, pero siempre marcó los tiempos del partido, incluso en una segunda parte en la que bajó el ritmo porque perdió la referencia de Lippi y el último aliento estaba mayormente del lado teutón.

Alemania tampoco encontró la vía para acceder a Buffon porque Italia sólo ha encajado un gol, y fue en propia meta, y el partido se dirigió irremediablemente al tiempo extra. Allí Grosso recuperó la imagen de Tardelli festejando el gol y le dio a Italia la oportunidad de jugar su sexta final mundialista y romper ese empate técnico con Alemania de tres títulos para acercarse a la pentacampeona Brasil.