EDIZIONES, 25 ago.
Tommy y Jackson son dos perros muy amigos que viven en un barrio al norte de Nueva York. Ambos se conocieron en el año 2015, cuando la familia de Tommy se mudo de Illinois, donde adoptaron a Tommy cuando éste tenía un año de vida.
Lo de Tommy y su familia fue amor a primera vista. Ellos acudieron al refugio para buscar a una hembra y, mientras esperaban por una, los voluntarios les presentaron a Tommy. Y ya no hubo manera de separarlos, así que Tommy pasó a ser un Termolen más.
Ya en Nueva York, en su nuevo barrio, la familia de Tommy notaba que le faltaba algo. En su antiguo barrio era amigo de muchos perros y en este todavía no había conseguido hacer migas con ninguno. Hasta que apareció Jackson.
Un buen día, un enorme perro peludo se apareció en la casa de los Termolen. Tommy le recibió encantado y le enseñó la casa. Estuvieron jugando todo el rato hasta que Jena Termolen llevó a Jackson a su casa, una vivienda ubicada a cuatro manzanas calle abajo.
Al día siguiente Jackson se presentó allí de nuevo. Y al otro. Y al otro. Y así hasta ahora. Siempre que llega, se planta en la puerta principal, da dos cordiales ladridos y si nadie contesta, entra por el garaje hasta localizar a Tommy.
Tommy tiene ahora 16 años y Jackson 5. Hace tres años, cuando se conocieron, Tommy todavía podía corretear y saltar a sus anchas, pero la edad ya empieza a pasarle factura. Eso a Jackson no le importa, ha sabido adaptarse al ritmo de su mejor amigo y no por eso ha dejado de visitarle.
"Tienen una amistad agradable y dulce. Será muy doloroso cuando esto se termine. No estoy segura de poder mantener la compostura cuando Jackson venga a visitar a Tommy y éste ya no esté aquí para saludarlo", dijo Jena a The Dodo.
En el último año, Tommy ha presentado algunos problemas de salud que le han impedido estar al 100%, pero gracias a las visitas de Jackson y a su amistad, el viejo perro se sigue moviendo.
Esto sí que es una buena y verdadera amistad.
