Economía/Finanzas.- Francia y Bélgica llegan a un nuevo acuerdo sobre avales temporales para desmantelar Dexia

Actualizado: viernes, 24 febrero 2012 16:49

BRUSELAS, 24 Feb. (EUROPA PRESS) -

El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro belga, Elio Di Rupo, han llegado a un nuevo acuerdo sobre los avales temporales previamente acordados por ambos países para favorecer el desmantelamiento del grupo bancario Dexia.

"Queremos una solución lo más rápido posible", ha explicado Di Rupo en declaraciones a la prensa tras reunirse con Sarkozy en el Elíseo tras precisar que "el nuevo acuerdo ha sido negociado con el ministro de Finanzas y el lado francés".

"El objetivo es respetar los compromisos" asumidos por ambos Ejecutivos, ha precisado el belga sin querer entrar en detalles sobre cifras, ha informado la agencia Belga.

Francia, Bélgica y Luxemburgo acordaron el año pasado dividir en tres la entidad franco belga, que recibió una inyección de 6.400 millones de euros de fondos públicos al inicio de la crisis en 2008, ante la necesidad de volver rescatarla y pactaron la creación de un 'banco malo' para aislar los activos 'tóxicos' de Dexia, que recibirá garantías de refinanciación por importe de hasta 90.000 millones de euros por parte de los tres gobiernos, aunque poco después la cantidad que reducida a la mitad.

Los fondos de esta entidad residual quedarían garantizados por Bélgica (60,5%), Francia (36,5%) y Luxemburgo (3%).

Según avanzan los diarios económicos belgas 'L'Echo' y 'De Tijd', el nuevo acuerdo autoriza al grupo a emitir deuda por valor de 17.000 millones de euros que estaría cubierta o avalada por ambos Estados para facilitar su desmantelamiento. A cambio, el grupo se ha comprometido a avanzar lo más rápido posible a desvincularse de Dexia Banque Belgique.

El régimen provisional de garantías debe sustituirse por un nuevo sistema de avales por valor de 90.0000 millones de euros, según los diarios belgas. Los Gobiernos belga y francés todavía tiene que aprobar definitivamente el acuerdo y, a su vez, la Comisión Europea tiene que dar su visto bueno.