MADRID, 7 May. (EUROPA PRESS) -
La Fundación de las Cajas de Ahorro (Funcas) considera que la última reforma del mercado de trabajo, en vigor desde el pasado mes de julio, ha tenido una "óptica limitada y parcial", al igual que ocurrió con otras reformas laborales efectuadas en el pasado.
En su último número de 'Papeles de la Economía Española', Funcas analiza en un artículo escrito por Carlos Usabiaga, de la Universidad Pablo de Olavide, las reformas sufridas por el mercado laboral español desde la época franquista hasta la actualidad.
A pesar del "buen número" de reformas laborales que se contabilizan en las dos últimas décadas, Usabiaga concluye que, en general, éstas no han tenido éxito, pues aún persisten "importantes disfunciones", que requieren "reformas adicionales".
Entre dichas disfunciones, el estudio cita la existencia de una baja tasa de empleo, inferior al porcentaje del 70% recomendado por Bruselas para 2010, la elevada tasa de temporalidad, un empleo "desigualmente distribuido", la desaceleración de la productividad y problemas de competitividad internacional.
Para el autor de este artículo, las reformas laborales, incluida la de 2006, "han tendido a ser parciales", lo que ha afectado de manera negativa a su efectividad.
Además, hay temas, como la reforma de la negociación colectiva, "que han escapado" reiteradamente de estas reformas y que, a su juicio, deberían abordarse; y hay otras cuestiones que se repiten en las reformas pero que "nunca se implementan adecuadamente", como la mejora de los servicios públicos de empleo, alega Usabiaga.
En el informe se reconoce que las reformas no consensuadas han tenido como consecuencia una mayor conflictividad social, mientras que en las pactadas, caso de la última reforma laboral, "se aprecian concesiones a empresarios y sindicatos que encorsetan las posibilidades de actuación".
MÁS EMPLEO A TIEMPO PARCIAL.
Entre lo que se debería hacer, Funcas apuesta por un mayor uso del empleo a tiempo parcial y por prestar más atención a la flexibilidad interna del empleo (negociación colectiva) y no sólo a la externa (contratos).
También aboga por potenciar más las posibilidades de reinserción laboral a través de la formación y de las políticas activas de empleo, y dedicar menos atención a la estabilidad laboral. Es decir, que la preocupación sea el futuro laboral del trabajador y no el puesto de trabajo.
En esta línea, considera que las principales tareas "pendientes" son la reforma de la negociación colectiva y la evaluación general de las políticas activas del mercado de trabajo, canalizando la financiación hacia las que se demuestren más eficientes y rediseñando los otros programas.
En cualquier caso, advierte de que "será imposible" paliar ciertos problemas básicos del mercado laboral sin la necesaria coordinación con otras políticas, como la fiscalidad, la educación, la I+D, la defensa de la competencia, la vivienda o la localización industrial.
