LONDRES, 23 Ago. (EUROPA PRESS) -
Diez pasados y actuales ejecutivos de British Airways se enfrentarán posiblemente a una investigación por parte de las autoridades estadounidenses, en el marco del caso de pacto de recargos por combustible con la aerolínea Virgin, por el cual la aerolínea británica cuenta ya con dos multas por una valor total de 400 millones de euros.
Según señala hoy el diario 'Financial Times', las autoridades estadounidenses harán probablemente públicos hoy los nombres de estos diez ejecutivos, que han sido excluidos de la inmunidad ofrecida a los empleados de la aerolínea gracias a un acuerdo con las autoridades estadounidenses. British Airways ya indicó que un número "muy limitado" de empleados estaba involucrado en este caso.
Ocho de los diez ejecutivos realizaron ayer un último intento para evitar que el Departamento de Justicia de Estados Unidos les nombrara en una vista en la corte hoy. A este respecto, está previsto que la publicación de los nombres se realice después de que el juez rechace este último intento.
British Airways fue condenada a principios de este mes al pago de dos multas por un valor total de 400 millones de euros. El Departamento de Justicia de Estados Unidos (DoJ) la multó con 300 millones de dólares (220 millones de euros), mientras que la Oficina de Competencia (OFT) de Reino Unido con 121,5 millones de libras (180 millones de euros).
Las investigaciones se iniciaron a raíz de una conversación entre personal de Virgin Atlantic y British Airways, durante la cual se intercambiaron información sobre propuestas de cambios en sus respectivos recargos en los vuelos de largo radio, en respuesta a las fluctuaciones de los precios del petróleo.
El pasado año, Virgin Atlantic acudió a la OFT y desveló su participación en estas conversaciones. De esta manera, según los términos de la política de indulgencia de la OFT, la compañía pudo apelar a la inmunidad condicional, lo que le ha permitido librarse del pago de una multa.
Asimismo, también el año pasado, el director comercial de British Airways, Martin George, y el director de Comunicación de la aerolínea, Iain Burns, abandonaron la compañía tres el inicio de la investigación.
