MADRID, 12 Mar. (EUROPA PRESS) -
La Asociación Española de Normalización y Certificación (Aenor) señaló que "una adecuada implantación de las normas 22.000" y una posterior auditoría de la Administración sobre la calidad y salubridad de los alimentos derivados de las aves, "minimiza los riesgos a un fallo humano" y su posible traslación al consumidor.
El presidente de Aenor, Manuel López Cachero, precisó a Europa Press que esta organización se encarga de elaborar normas y certificar su implantación, pero la garantía final de los alimentos depende de una auditoría posterior que es responsabilidad de la Administración pública.
López Cachero explicó que la implantación de un sistema de gestión de inocuidad de los alimentos "no es por si mismo una garantía total", y señaló que Aenor "sólo puede garantizar que los procesos están bien hechos". "Aenor certifica las normas, lo que no es garantía de no contagio", sentenció.
En este sentido, indicó que la norma y su certificación es, en términos matemáticos, "la condición necesaria, no la suficiente", y que la suficiente "viene después, si existe un sistema de auditorías, y no sólo la auditoría de marca de Aenor, sino otras que corresponden a la Administración pública".
Aenor lanzó la norma ISO 22.000 en noviembre de 2005, por lo que todavía no hay ninguna empresa que cuente con esta certificación, ya que no ha dado tiempo a verificar los procesos. La norma establece los requisitos para un sistema de gestión de la inocuidad de los alimentos con el objetivo de proporcionar alimentos seguros para el consumo.
La ISO 22.000 es aplicable a todo tipo de industria alimentaria (ya sea para consumo humano o animal) o industrias relacionadas, por lo que pueden hacer uso de ella todas las organizaciones de la cadena alimentaria con un impacto sobre la salubridad del producto, como productores, fabricantes, transportistas, almacenaje o centros de servicios.
En el ámbito de productos alimentarios, Aenor ha certificado 250 productos de 90 empresas, lo que supone más de 21.000 hectáreas y más de 2 millones de toneladas de producto controlado. Entre los alimentos que certifica en relación con diversas normas, se encuentran muchos de los productos de la dieta mediterránea, como frutas y hortalizas, jamón serrano, jamón ibérico y aceite de oliva. Asimismo, también certifica carne de vacuno, y productos frescos y transformados de origen animal.
