Belén Varela, presidenta de AEDIPE: "Ser optimista depende de nuestra actitud y comportamientos cotidianos"

BELÉN VARELA
CARMEN GARCÍA TREVIJANO
Europa Press Sociedad
Actualizado: jueves, 11 octubre 2012 13:13

MADRID, 11 Oct. (EUROPA PRESS) -

Belén Varela es abogada, especialista en dirección de personas y presidenta de la Asociación Española de Dirección y Desarrollo de Personas (AEDIPE). En esta entrevista habla sobre su último libro 'La Rebelión de las Moscas', donde realiza un análisis sobre la situación actual de crisis y cómo influyen los acontecimientos negativos en las organizaciones y en los trabajadores y ofrece las pautas para alcanzar el optimismo.

- ¿Se puede llegar a ser optimista y feliz hoy en día? ¿Cómo?

Sí se puede llegar a ser optimista y feliz, aunque no es fácil, pero poder se puede. Es más una cuestión de actitud, de nuestros comportamientos cotidianos. Los comportamientos y actos diarios y el enfoque con el que abordamos cualquier situación es lo que va a hacer que nos sintamos optimistas o nos sintamos pesimistas, y por tanto es lo que va a hacer que actuemos o no actuemos.

Tal y como están las circunstancias, es muy complejo afrontarlas ya que no son buenas y los mensajes que recibimos son muy negativos. Por ello, la manera de afrontarlos, desde mi punto de vista, ha de ser con más optimismo. En vez de mirar tanto las circunstancias, tenemos que mirar un poquito más cuáles son nuestros recursos, nuestras fortalezas y tratar de hacer que crezcan. Pasar del foco de atención de ese entorno tan negativo y tan negavtivista. Creo que debemos abstraernos un poquito de ese entorno y pensar más en lo que disponemos, porque aunque no podemos controlar todo lo que nos rodea al cien por cien, sí podemos hacer algo con lo que tenemos bajo nuestro control y ver qué es lo bueno que podemos ofrecer a las circunstancias actuales, en vez de esperar a que algo suceda.

- El libro trata principalmente el ámbito laboral y el optimismo en las empresas. ¿Se puede ser optimista actualmente en el trabajo?

Claro que se puede ser optimista, pero no me refiero a un optimismo de esperar a mejores circunstancias. Las circunstancias no van a mejorar porque nosotros seamos optimistas, pero sí me refiero a un optimismo 'acting', emprendedor, en el sentido de ver qué tenemos nosotros y qué podemos ofrecer a las circunstancias actuales. Debemos conocer mejor nuestros recursos. Normalmente conocemos muy poco nuestras fortalezas y debido a este desconocimiento de las fortalezas, no actuamos con ellas sino que actuamos a partir de nuestros defectos.

- ¿Cuál es el papel que juegan las empresas como impulsoras de optimismo entre sus empleados? ¿Qué pueden hacer para promover un ambiente de optimismo entre los trabajadores?

Es importantísimo que las empresas conozcan qué pueden hacer para promover el optimismo en los empleados. Las empresas tienen un papel fundamental. Los sistemas influyen en la forma de pensar de las personas, nos guste o no nos guste. Lo que pasa es que la organización la formamos cada uno de los individuos y lo que pensamos cada uno de nosotros es lo que va a determinar el pensamiento colectivo. Pero si es verdad que desde la organización se pueden establecer pautas que favorezcan el optimismo, desde un lenguaje positivo en cuanto al abordamiento de un problema o de una solución, hasta dotar de libertad a las personas, porque al dotarlas de libertad lo que estamos diciendo es "yo confío en ti porque puedes y como puedes vamos a salir a delante".

Creo que darles libertad a las personas es importantísimo, darles autonomía, darles la capacidad de gestionar lo que hacen. Creo que eso lo establecen las organizaciones, es decir, la organización lo que hace es facilitar, con sus pautas, con sus normas y con el modo en que gestiona y dirige a las personas, el optimismo. Del mismo modo puede cortar ese optimismo porque, efectivamente, como organización se puede ser generador de optimismo o, todo lo contrario, restador de energía.

-Propone dos extremos para encontrar el equilibrio en una organización: 'la calimerización' y 'la piolinización'. ¿En qué consisten?

'La calimerización' y 'la piolinización' es una forma muy simplona de explicar el modo en que las personas afrontamos y explicamos lo que nos sucede. Cuando una persona afronta una situación con una actitud optimista lo que hace es tomar el control de las circunstancias, no depositarlo en los demás. Cuando una persona dice "nadie me quiere", o "es una injusticia" como diría Calimero, lo que hace es explicar lo que le sucede, como si lo que le sucede se le escapara a su control y además lo extradimensiona. Esto, si somos conscientes, ocurre bastante en las empresas y también en nuestro comportamiento con las personas. Esta explicación totalitarista que extiende el ámbito de un problema concreto a cualquier otra circunstancia no es beneficiosa, esto es 'calimerizar', es externalizar el control de lo que nos pasa y además dotarlo de una dimensión mayor de la que tiene.

Sin embargo, Piolín, a pesar de que tiene siempre un acosador que es el gato Silvestre, siempre dice esa frase tan característica suya que es "veo un lindo gatito", es decir no ve el peligro. Lo que se percibe en Piolín es que "disfruta del vuelo", es consciente de que tiene un peligro ahí pero el se empeña en salir de la jaula, disfrutar del vuelo y tratar de volver sano y salvo a casa. Esta es la diferencia entre saber disfrutar de las cosas a pesar de que existan circunstancias que no sean agradables, salir, disfrutar y apasionarnos con lo que hacemos siendo conscientes de que existe un peligro y evitarlo a toda costa, pero disfrutar y salir. Nosotros ahora mismo podemos quedarnos en esta jaula, como podría hacer Piolín, y evitar cualquier inversión arriesgada, porque cualquier salida o trabajo es arriesgado, pero desde luego quedarse en casa no nos va a satisfacer a largo plazo.

- Para vencer al pesimismo destaca la figura de los emprendedores y apuesta por un "optimismo realista y emprendedor". ¿En qué consiste? ¿y qué se puede hacer para conseguirlo?

Hago mucha referencia a soñar y creo que soñar es buenísimo porque casi todos los emprendimientos grandes han venido de grandes sueños. Lo que sucede es que con la palabra "realista" lo que quiero decir es que a partir de esos sueños que tenemos, tenemos que conocer bien el mercado donde nos vamos a meter; conocer bien cuál es nuestro diferencial, es decir que ofrecemos que no hayan ofrecido ya; y que capacidad tiene el mercado al que nos dirigimos de absorber nuestros sueños.

Es emprender a partir de los sueños que tenemos, pero también de los recursos que podemos disponer. Por supuesto que un enfoque positivo nos ayuda a ver mejor los recursos, eso sin la menor duda. Se trata, entonces, de aprender de nuestros éxitos más que de los fracasos. Hay que poner el foco en los éxitos, en el por qué nos ha funcionado esto y a partir de ahí tratar de estirar al máximo esos éxitos y el aprendizaje que tenemos de ellos.

- Estas pautas para conseguir el optimismo ¿han dado algún resultado ya en algunas organizaciones?

Claro que sí, me he dado cuenta de que había empresas que tenían todas las posibilidades de ir fenomenal pero no creían en si mismas, todo lo 'calimerizaban', es decir, todo dependía de los demás. Pero cuando uno es capaz de cambiar eso, y es la gran fortuna que he tenido, el privilegio de poder ponerlo en práctica y ver como toda una plantilla de una empresa asume que puede con los proyectos, que cambian los resultados de su organización y pasa de ser una empresa en pérdidas, o en riesgo de pérdidas, a una empresa con beneficios propios sin necesidad de inyecciones externas. Lo que necesitaban únicamente era tener la sensación de que podían hacerlo, era tan sencillo como eso. Y las pautas son estas, primeo darles la posibilidad de que se conozcan y crean en lo positivo que tienen y partir de ahí darles libertad para que propongan y entonces te das cuenta de que las personas, creyendo en sí mismas y con libertad tienen unas capacidades infinitas.

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