Actualizado 02/03/2009 15:15

La mitad de los hijos de inmigrantes quieren ir a la universidad, aunque sólo un 20% confía en lograrlo, según estudio

Cuatro de cada diez nuevos españoles no tienen interés en seguir viviendo en el país


MADRID, 2 Mar. (EUROPA PRESS) -

Más de la mitad de los hijos de inmigrantes que estudian en Madrid quieren ir a la universidad, aunque sólo un 23 por ciento confía realmente en lograrlo, según un estudio conjunto de la Universidad Pontificia Comillas y la Universidad de Princeton presentado hoy, del que se desprende que existe una importante "brecha" entre las aspiraciones y expectativas educativas de este colectivo.

El trabajo, titulado 'Segunda generación en Madrid: Un estudio longitudinal', fue elaborado por los profesores Alejandro Portes, del Centro de Migraciones y Desarrollo de la Universidad de Princeton; Rosa Aparicio, del Instituto de Estudios sobre Migraciones de la Universidad Pontificia Comillas-ICAI-ICADE, y William Haller, Universidad de Clemson.

Entre sus conclusiones, señala que si bien los hijos de los inmigrantes "no perciben gran rechazo y confían en la existencia de oportunidades, existe una brecha entre sus aspiraciones y expectativas educativas", porque si bien el 53% de ellos aspiran a la universidad, sólo el 23% confía realmente en poder acceder a ella.

Asimismo, el estudio encuentra diferencias significativas entre los alumnos de colegios concertados y los de colegios públicos, que tienen unas expectativas "significativamente más bajas". En los primeros, el 63% del alumnado hijo de inmigrante aspira a la universidad, cuando en los segundos, "sólo la mitad" se lo plantea.

Lo mismo ocurre de cara al mundo laboral. Según la investigación, un 26 por ciento de los alumnos de colegio público seleccionó entre sus aspiraciones trabajos de nivel bajo o medio, y poco más de un tercio manifestó confiar en llegar a ocupaciones gerenciales o profesionales. Sin embargo, la mitad de la muestra de colegio concertado seleccionó ocupaciones de más alto nivel.

No obstante, los autores inciden en que no se puede atribuir esta brecha a la calidad de la educación en cada centro, sino a la predisposición familiar: en general, los padres con mayores niveles de educación, medios económicos y ambición para sus hijos les llevan a colegios concertados, y esto se refleja en las aspiraciones de los adolescentes "independientemente de la enseñanza que reciban".

Pese a ello, los estudiantes de concertados tienen "una opinión aún más positiva de sus profesores y la disciplina escolar", emplean de media más tiempo a los deberes académicos y dedican menos horas a ver la televisión que sus compañeros de colegios públicos. De hecho, el 40 por ciento de éstos pasa tres horas o más cada día delante de la tele.

Por último, el estudio incide en las diferencias en el entorno escolar, porque mientras una mayoría de los estudiantes en colegios públicos reporta la existencia de pandillas y frecuentes peleas interraciales o interétnicas en los centros, estas situaciones son "significativamente menores" en los colegios concertados.

IDENTIDAD EN ESPAÑA Y DISCRIMINACIÓN

No existen variables respecto al tipo de colegio cuando se habla de discriminación. Los autores explican que "pese a las frecuentes alusiones" públicas al fenómeno, más de la mitad de los hijos de inmigrantes no ha sentido discriminación, aunque existe un 5% que la ha padecido "muchas veces". Sin embargo, el 70,8% del total cree que los españoles se sienten superiores a los extranjeros.

Asimismo, el estudio destaca que para el 85 por ciento del colectivo es más importante su identidad nacional que religiosa, y concluye que sólo un tercio de esta segunda generación de inmigrantes se consideran españoles, mientras que el resto se identifican más con sus nacionalidades de origen.

En este sentido, el informe explica que la "relativa escasez de la auto-imagen española y la fuerza de identidades y redes sociales étnicas reflejan, fundamentalmente, el carácter reciente de la migración, lo que conlleva que la mayoría de los hijos de inmigrantes actuales sean, ellos también, extranjeros".

No en vano, menos de la cuarta parte de la muestra declara que "no hay mejor país para vivir que España", mientras que el 76% de los encuestados está en desacuerdo con esta afirmación. Además, cuatro de cada diez nuevos españoles no tienen interés en quedarse en el país y prefieren trasladarse a otra nación del mundo desarrollado.