Greenpeace pide a la Junta de Andalucía los resultados del plan de vigilancia de los residuos "radiactivos" de Acerinox

Europa Press Sociedad
Actualizado: lunes, 22 octubre 2007 17:47

HUELVA, 22 Oct. (EUROPA PRESS) -

La organización ecologista Greenpeace solicitó hoy a la Consejería de Medio Ambiente de la Junta y al Consejo de Seguridad Nacional (CSN) una copia de los resultados del plan de vigilancia de los residuos "radiactivos" de cesio-137 procedentes del accidente de Acerinox en Cádiz de 1998 y que fueron instalados en el denominado Centro de Recuperación de Inertes (CRI) número 9, ubicado en las Marismas de Mendaña, en Huelva.

En un comunicado, el responsable de la campaña de energía nuclear de Greenpeace, Carlos Bravo, consideró asimismo que Junta y CSN "deben explicar qué medidas urgentes van a adoptar para evitar que continúen los vertidos de cesio-137 radiactivo al río Tinto", tras lo que explicó que este material "es un elemento radiactivo altamente peligroso, incluso en cantidades muy pequeñas, cuyos perniciosos efectos para la salud son bien conocidos".

En este sentido, Bravo recordó que el pasado jueves un equipo de expertos internacionales de Greenpeace hizo pública la existencia de estos vertidos "radiactivos" al río Tinto, "procedentes de las más de 7.000 toneladas de material contaminado radiactivamente por el accidente de Acerinox en 1998 y que se enterraron de forma incontrolada en el Centro de Recuperación de Inertes número 9".

Al hilo de ello, aseveró que, "por razones completamente ajenas a los criterios de seguridad y protección radiológica, el CSN, Enresa y la Junta de Andalucía acordaron no considerar estos materiales como residuos radiactivos y, por lo tanto, no confinarlos en el cementerio nuclear de El Cabril".

De este modo, Bravo señaló que, "en su lugar, se decidió verter estos materiales en el CRI-9, probablemente tratando de camuflarlos entre la radiactividad de los fosfoyesos vertidos por Fertiberia en las marismas, y recubrirlos de una capa de arcilla".

"Este tipo de chapuzas temerarias pueden tener un alto coste para la salud y el medio ambiente", según prosiguió Bravo, que consideró que enterrar esos residuos radiactivos "fue una decisión lamentable, algo que ha quedado demostrado". "Es evidente que el supuesto plan de vigilancia ha fracasado por completo", apostilló.

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