KIGALI, 6 Sep. (Reuters/EP) -
El presidente ruandés, Paul Kagame, ha aprovechado la ceremonia de investidura de su segundo mandato para arremeter contra la oposición, los grupos de defensa de los Derechos Humanos y los gobiernos e instituciones internacionales que han denunciado la violencia y la represión del Gobierno de Kagame.
"Es difícil para nosotros comprender a quienes quieren darnos lecciones de inclusión, tolerancia y Derechos Humanos. Rechazamos todas sus acusaciones", ha dicho Kagame en su discurso de investidura.
Kagame obtuvo el 93 por ciento de los votos en las elecciones presidenciales del pasado 9 de agosto, lo que le legitima para un nuevo mandato de siete años a pesar de las críticas de la oposición, que denuncia fraude electoral.
"Los autodenominados críticos con Ruanda pueden decir lo que quieran, pero ni dictarán el rumbo que tomaremos como nación ni harán mella en nuestra búsqueda de la autodeterminación", dijo Kagame.
Así, dijo que el mayor problema de África no es la falta de democracia, sino la cultura de dependencia de los donantes extranjeros. En ese sentido, criticó a los gobiernos occidentales y a las ONG que no son responsables ante nadie por sus intentos de vulnerar los derechos de naciones soberanas y de dictar sus políticas.
Además, acusó a los países occidentales de estar anclados en la era colonial al insistir en sus presiones para que la política ruandesa se configure en función de los grupos étnicos. "Este enfoque puede que funcione en los demás lugares, pero en nuestro caso el divisionismo político y el extremismo ha llevado a la devastación de nuestro país", afirmó Kagame en referencia al genocidio de unas 800.000 personas en 1994, el 20 por ciento de la población del país, por los enfrentamientos entre hutus y tutsis.
Las masacres sólo terminaron cuando la milicia del Frente Patriótico Ruandés tutsi liderado por Kagame venció al Ejército y tomó el control total del país en cuestión de meses.
