Desplazados por el conflicto en Sudán del Sur reciben ayuda de ACNUR
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Actualizado: martes, 12 diciembre 2017 20:57

GANYIEL (SUDÁN DEL SUR), 12 Dic. (Thomson Reuters Foundation/EP) -

Ganyiel, una ciudad rodeada de pantanos solo accesible en barco o avión, se erije como un remanso de paz en medio de la guerra civil que asola Sudán del Sur.

Con un total de 40.000 personas, esta ciudad rebelde permanece al margen de una guerra con un fuerte componente étnico, ya que los diversos grupos que viven en ella conviven de manera pacífica, produciéndose un gran número de matrimonios mixtos. Incluso posee una cobertura sanitaria y educativa básica, ya que hasta cinco organizaciones se han coordinado para que esto sea posible.

Pese a vivir en constante riesgo de inundación, sus habitantes se consideran afortunados. De hecho, la máxima autoridad de Ganyiel, Michael Lot, asegura que son "una isla de paz dentro de Sudán del Sur". "Solo hace dos meses, 2.700 dinkas llegaron aquí, huyendo de la inseguridad alimentaria y del conflicto. Son bienvenidos. La guerra es política. No es entre las personas", añade.

Esta atípica situación se debe en buena medida al comercio de ganado que promueve una organización sindical. Los animales se venden en las regiones próximas y también en la frontera del norte.

"La proximidad al río Nilo ha permitido conectar Ganyiel con Yuba y el mundo exterior, convirtiéndola así en el centro de toda la región. Los productos pesqueros y ganaderos se exportan desde el puerto hasta la capital y otros mercados", sostiene un cooperante alemán en la zona, Raphael Ndiku. Este movimiento de productos y personas permite que los residentes se mezclen con foráneos.

Sin embargo, es imposible que no se reflejen los efectos del conflicto en la ciudad. Ganyiel depende fundamentalmente de las distribuciones de comida del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas y el predominio de armas también entre la población civil hace que los asesinatos no sean algo poco común, de acuerdo con un cooperante sursudanés. Del mismo modo, en ocasiones se producen algunas disputas entre los distintos clanes a cuenta del ganado, la tierra o el agua.

LOS RESIDENTES OPINAN

Tras viajar durante días hasta llegar a Ganyiel, una miembro de la etnia dinka, Mary Deng, afirma que "se acusó a su comunidad de casarse con personas de la etnia nur", por lo que ya no se sentían seguros. "En Ganyiel nos movemos libremente e interactuamos con la comunidad. Los matrimonios mixtos han sido algo común en esta zona durante mucho tiempo", sostiene.

También otra mujer dinka procedente de Yirol, a 60 kilómetros al sur de Ganyiel, ve con agrado la vida aquí. "Fue difícil dejar mi hogar y mudarme, pero la comunidad me dio la bienvenida abiertamente. Todavía canto canciones dinka, pero sé que Ganyiel es mi hogar", declara.

Por su parte, el jefe del sindicato de la ciudad, Banybor, sostiene igualmente que Ganyiel es una ciudad modelo y segura a pesar de la extensión de la pobreza, el hambre y la guerra que sufre el país. "Tanto la respuesta humanitaria como las relaciones entre etnias funcionan. Se puede aprender mucho de ello", afirma.

CUATRO AÑOS DE GUERRA

Sudán del Sur proclamó su independencia en 2011, convirtiéndose así en el país más joven del mundo. Sin embargo, una guerra civil estalló cuatro años después, cuando el presidente, Salva Kiir, acusó a su vicepresidente, Riek Machar, de intentar derrocarlo.

A lo largo del conflicto, la etnia de los dinka se ha mantenido fiel al presidente Kiir, mientras que los nuer apoyan a Machar. Hasta ahora han muerto decenas de miles de personas, lo que ha provocado la mayor crisis de refugiados de África.

La guerra no tiene visos de mejorar, ya que con la llegada de la estación seca se suelen intensificar los combates, por lo que existe una esperanza muy reducida de que se produzcan conversaciones de paz y se ponga fin de la contienda, según varios analistas.

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