Una novia india cubre su cara
REUTERS / RUPAK DE CHOWDHURI
Actualizado: sábado, 9 diciembre 2017 18:30

BOMBAY, 9 Dic. (Reuters/EP) -

Las mujeres que defienden los derechos sobre la tierra y aquellas que ostentan el legado de los mismos en Asia tienen un mayor riesgo de sufrir episodios de acoso y de violencia, mientras los conflictos por la tierra y los recursos se vuelven cada ve más sangrientos.

Las organizaciones de Derechos Humanos reclaman a las autoridades que actúen ante estas situaciones. "En muchos casos, el asesinato de activistas ha estado precedido de una serie de amenazas a las que las autoridades hicieron la vista gorda. Sus vidas podrían haberse salvado si los Estados hubieran actuado", ha declarado Asmita Basu, de Amnistía Internacional (AI) India.

AI publicó un informe este martes en el que muestra que las mujeres enfrentan "formas específicas de violencia de género además de los ataques que todos los activistas pueden sufrir, incluyendo violencia sexual y campañas de difamación".

Este es particularmente el caso en sociedades altamente patriarcales, con India, Filipinas y Camboya entre las más mortíferas para mujeres activistas. En Cebú, Filipinas, varios hombres armados mataron a Elisa Badayos, la coordinadora de la organización por los Derechos Humanos Karapatan, y a un compañero el mes pasado mientras investigaban violaciones de los derechos sobre la tierra, según ha informado la organización Frontline Defenders.

EL MODELO MATRILINEAL

En Tailandia, la violencia contra las mujeres activistas se ha aumentado exponencialmente desde el golpe de Estado de mayo de 2014 y en Camboya, las mujeres lideran la lucha por los derechos sobre la tierra, dado que es por medio de ellas por las que se lega la propiedad de la tierra, según la ley local, y son las más afectadas por episodios de violencia de este tipo.

En Papúa Nueva Guinea, una de las minas a cielo abierto más grandes del mundo han centrado un conflicto que ha destruido las tierras, cuya propiedad se basa en la línea materna, y el ecosistema de la zona y supone una de las zonas con las tasas de violencia contra las mujeres más altas de mundo, según ha alertado la directora de la Agencia de Desarrollo de Mujeres Leitana Nehan, Helen Hakena.

"Las autoridades deben apoyar públicamente el trabajo de las activistas, tomar todas las medidas necesarias para evitar nuevos ataques y llevar ante la justicia a los responsables. Fundamentalmente, deben enviar un mensaje claro de que estas violaciones no serán toleradas", ha dicho Asmita Basu.

En India las defensoras enfrentan una presión adicional por parte de sus familias y de la comunidad. "Lejos de ser reconocidas y protegidas por el Estado, son demonizadas y retratadas como criminales y 'antinacionales', lo que fomenta nuevos abusos", ha concluido Basu.

Al menos 200 personas fueron asesinadas en 2016 defendiendo sus hogares, tierras y bosques de la minería, construcción de presas y otros proyectos de explotación agrícola, lo que lo convierte en el año más mortífero del que se tiene registro, con numerosos casos de mujeres asesinadas en Asia y América Latina.

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