¿Quiénes son los refugiados que competirán en Río de Janeiro?

Diez refugiados competirán en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro
ACNUR
Actualizado: viernes, 3 junio 2016 17:38

MADRID, 3 Jun. (EDIZIONES) -

El olimpismo hará historia este 2016 al incluir por primera vez en unos Juegos un equipo de refugiados. Diez personas procedentes de Oriente Próximo y África desfilarán bajo la bandera olímpica con la satisfacción de haber logrado una simbólica victoria antes siquiera de competir en la pista.

El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, ha celebrado este "tributo a la valentía y la perseverancia de todos los refugiados", capaces de "sobreponerse a la adversidad y de construir un futuro mejor para ellos y sus familias".

No en vano, Naciones Unidas calcula que 59,5 millones de personas están actualmente fuera de sus hogares tras escapar de la violencia y la persecución, una cifra nunca antes alcanzada en la Historia. Estas son las diez personas que pondrán en Río de Janeiro rostro a los desplazados y refugiados:

RAMI ANIS

"Nadar es mi vida", dice este joven sirio de 25 años que competirá en la categoría de 100 metros mariposa. Huyó de Alepo cuando el conflicto empeoró, "con dos chaquetas, dos camisetas y dos pantalones" como único equipaje, y se refugió inicialmente en Estambul junto a su hermano mayor.

A pesar de en Turquía siguió con su entrenamiento, al no tener la nacionalidad no podía competir, algo que solventó emprendiendo el peligroso viaje que sólo el año pasado hicieron un millón de personas. Llegó en un bote hinchable a la isla griega de Samos y continuó hasta Bélgica, donde entrena nueve veces a la semana.

YOLANDE MABIKA

La guerra en República Democrática del Congo separó a Yolande de sus padres cuando sólo era una niña y ahora, a sus 28 años, competirá en los Juegos de Río. Descubrió el judo en un centro para niños desplazados en la capital del país africano, Kinshasa, y vio la puerta abierta a "un mundo mejor".

Llegó a competir como congoleña en campeonatos internacionales, pero harta de que le limitasen la comida y de ser encerrada tras perder combates, escapó a Brasil, donde ha continuado su formación deportiva. "Seré parte de este equipo y ganaré una medalla", proclama.

PAULO AMOTUN LOKORO

Paulo nació en Sudán del Sur hace 24 años y, durante la mayor parte de su vida, sólo ha conocido la guerra. La violencia le empujó a la vecina Kenia, donde conoció el atletismo y, con él, una nueva vida: "Antes de venir, no sabía ni siquiera lo que eran unas zapatillas deportivas".

Paulo se siente "feliz" por acudir a Río de Janeiro, donde competirá en la distancia de 1.500 metros. Este joven sursudanés correrá "en nombre de los refugiados", satisfecho por haber llegado a "un lugar especial" y por que toda su gente le vea en televisión o en redes sociales.

YUSRA MARDINI

Yusra representó a Siria en el mundial de natación de 2012 y cuatro años más tarde desfilará bajo la bandera olímpica para volver a competir en los 200 metros libres. A sus 18 años, esta joven de Damasco quiere demostrar a todos que "después del dolor, después de la tormenta, llegan los días de calma".

Yusra llegó a Alemania en septiembre de 2015, después de concluir un largo viaje que, como en tantos otros casos, incluyó un salto por mar entre Turquía y la isla griega de Lesbos. Viajó en una embarcación junto a otros 20 refugiados desesperados, algunos de los cuales "no sabían nadar".

YIECH PUR BIEL

Yiech, de Sudán del Sur, correrá los 800 metros en los Juegos Olímpicos con la motivación de haber superado todo tipo de desafíos. "Puedo demostrar a mis compañeros refugiados que tienen una oportunidad y una esperanza en la vida. A través de la educación, pero también con el atletismo, puedes cambiar el mundo", asegura este joven de 21 años.

"En el campo no teníamos instalaciones, ni siquiera zapatillas. No había gimnasio y el tiempo no favorecía el entrenamiento porque desde la mañana a la noche hacía calor y sol", recuerda Yiech.

ROSE NATHIKE LOKONYEN

Durante una competición escolar en un campo del norte de Kenia, un profesor propuso a Rose --sursudanesa-- correr 10 kilómetros y, a pesar de no haber entrenado nunca, logró quedar segunda. Tras la "sorpresa" inicial, decidió trasladarse a una zona de entrenamiento cerca de la capital, Nairobi.

En apenas un año habrá pasado de no tener entrenador ni material deportivo profesional a competir en los Juegos Olímpicos como atleta, en la distancia de 800 metros. "Representaré a mi gente en Río y quizás, si tengo éxito, pueda volver y organizar una carrera para promover la paz", dice Rose, de 23 años.

POPOLE MISENGA

Popole, de 24 años, escapó cuando tenía nueve de los combates en Kisingani (República Democrática del Congo) y, tras ser separado por su familia y permanecer ocho días en un bosque, pudo ser rescatado. En un centro para niños desplazados de la capital, Kinshasa, descubrió el judo.

"Cuando eres niño, necesitas tener una familia que te dé instrucciones sobre lo que hacer y yo no la tenía. El judo me ayudó dándome serenidad, disciplina, compromiso; todo", explica Popole, que años después sufrió los abusos de sus entrenadores. Ya como refugiado en Brasil, lanza una promesa: "Ganaré una medalla y se la dedicaré a todos los refugiados".

YONAS KINDE

Los Juegos Olímpicos son la "gran motivación" de Yonas, un maratoniano etíope de 36 años que vive en Luxemburgo desde hace cinco. "Normalmente entreno todos los días, pero cuando me enteré (del equipo de refugiados) comencé a hacerlo dos veces al día", afirma Yonas.

Este taxista de profesión acude a Río con una mejor marca de 2 horas y 17 minutos y con la intención de lanzar un "gran mensaje" a otros refugiados. En este sentido, subraya que, al margen de los evidentes "problemas" que comparten, deben entender que "pueden hacer todo".

ANJELINA NADAI LOHALITH

El atletismo también le ha dado una nueva vida a Anjelina, nacida en Sudán del Sur hace 21 años. Obligada a huir de su casa, de un pueblo donde "todo estaba destruido", se pondrá en la línea de salida de la carrera de 1.500 metros.

Anjelina, refugiada en Kenia, no ha podido ver ni hablar con sus padres desde que tenía seis años, pero sabe que al menos están vivos. Si el deporte le permite ganar dinero, tiene claro lo que hará: "Construir a mi padre una casa mejor".

JAMES NYANG CHIENGJIEK

"Corriendo mucho, puedo hacer algo bueno para ayudar a los demás, especialmente a los refugiados". La frase resume el pensamiento de James, un sursudanés de 28 años que tuvo que dejar su vivienda a los 13 para evitar convertirse en un niño soldado a merced de los rebeldes.

En Kenia, se dio cuanta de su "talento" y comenzó a ganar carreras sin importarle siquiera el calzado que llevaba, en numerosas ocasiones compartido con otros compañeros. "Tenemos que mirar atrás y ver dónde están nuestros hermanos y hermanas, para que si alguno de ellos tiene talento, pueda entrenar con nosotros y mejorar su vida", reclama.

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