Refugiados Rohingya en Bangladesh
REUTERS / HANNAH MCKAY
Actualizado: martes, 5 diciembre 2017 6:43

MADRID, 5 Dic. (EUROPA PRESS) -

La organización no gubernamental Save the Children ha reclamado este lunes que el proceso de retorno de los rohingya que se han refugiado en Bangladesh tras la campaña militar de agosto en el estado birmano de Rajine (oeste) puedan volver al país de forma "voluntaria y segura".

En su comunicado, la ONG ha recalcado que el proceso, acordado el 23 de noviembre entre los gobiernos de Bangladesh y Birmania, "no puede comenzar hasta que se garantice que estarán a salvo en el estado de Rajine y que se abra un proceso judicial que asegure rendición de cuentas por los graves abusos contra los Derechos Humanos que han sufrido".

Así, ha pedido que se establezca un mecanismo independiente de supervisión con respaldo internacional y que se facilite a los refugiados el regreso "sin obstáculos" a sus viviendas en el oeste de Birmania.

La ONG ha solicitado además al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas que condene durante la sesión de este martes las violaciones de los Derechos Humanos durante la citada campaña militar y que exijan a las autoridades birmanas que hagan rendir cuentas a los responsables y que garanticen acceso humanitario a Rajine.

"Todavía no somos plenamente conscientes de la magnitud de los horrores a los que se enfrentan los rohingya. Tenemos testimonios de madres que cuentan que las mujeres embarazadas y los bebés han sido el blanco de una violencia brutal", ha dicho Mark Pierce, director de Save the Chidren en Bangladesh.

"Nos cuentan que algunas mujeres han sido violadas inmediatamente después de dar a luz, que les abrieron el vientre y quemaron vivos a sus bebés", ha denunciado.

"Mujeres con embarazos muy avanzados nos han contado que la única posibilidad de supervivencia para ellas y sus bebés era correr por la selva y arrastrarse por el barro durante días. Es indignante obligar a estas personas a volver a un lugar del que han huido recientemente sin ninguna garantía de que estarán a salvo y no quedarán a la merced de quienes las persiguen una vez más", ha manifestado.

Entre los testimonios recogidos por la ONG figura el de Mina, quien explicó a Save the Children que huyó de su aldea después de que fuese atacada y que su hijo de tres años fuese asesinado frente a sus ojos:

"Me lo arrebataron de mi brazo y lo arrojaron al fuego. Cuando gritamos, nos tiraron al suelo. Lo quemaron hasta convertirlo en cenizas, su piel se volvió negra", relató.

Por ello, Pierce ha recalcado que la situación de los rohingya no puede caer en el olvido, agregando que el problema no desaparecerá con el regreso de los refugiados a territorio birmano.

"Hasta ahora, las autoridades de Birmania ni siquiera han reconocido las graves atrocidades que se han cometido en su territorio. Hasta que esto suceda, las autoridades de Birmania y Bangladesh deben abstenerse de exigir retornos prematuros", ha reiterado.

"Tenemos que ver que se toman medidas concretas para garantizar que quienes elijan regresar puedan hacerlo de manera segura y voluntaria. Es esencial que se garantice la rendición de cuentas a los responsables de estos abusos y atrocidades", ha argüido.

En este sentido, ha pedido "pasos claros e inmediatos" para iniciar el proceso de retorno, entre los que ha citado una investigación independiente sobre los crímenes cometidos contra esta minoría musulmana.

"Dado el nivel y la magnitud de la violencia perpetrada contra los rohingya en su país de origen, es difícil imaginar que esto pueda suceder en cuestión de semanas", ha explicado.

"Sin estas garantías, nadie con buena conciencia puede respaldar el retorno de los refugiados. Sólo corremos el riesgo de volver a traumatizar a personas que han visto horrores inimaginables y a dejar a los más vulnerables, incluidas madres embarazadas y niños, a merced de las mismas personas que los violaron, asesinaron y maltrataron", ha remachado Pierce.

Más de 600.000 rohingyas han huido de Birmania hacia Bangladesh por la violencia desatada desde el pasado agosto a raíz de un ataque contra militares y policías por parte del Ejército de Salvación Rohingya de Arakan (ARSA), grupo armado que fue creado por los rohingyas exiliados tras la crisis de 2012.

La campaña militar, que se saldó con más de 400 muertos, ha sido condenada por Naciones Unidas como un caso "de limpieza étnica de libro", si bien Birmania ha rechazado estas acusaciones.

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