Actualizado: miércoles, 2 marzo 2016 20:25

DIYARBAKIR, 2 Mar. (Reuters/EP) -

La Policía turca ha utilizado este miércoles gas lacrimógeno y cañones de agua para dispersar a cientos de manifestantes en Diyarbakir, una ciudad en el sureste de Turquía de mayoría kurda, tras meses de operaciones.

La Policía ha detenido a 33 de los manifestantes, que se concentraron ante un llamamiento del Partido Democrático de los Pueblos (HDP) para detener la "masacre" perpetrada en el histórico distrito de Sur. Desde el 2 de diciembre, la Policía y los soldados turcos intentan eliminar a las fuerzas del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que han levantado barricadas y cavado trincheras en el barrio.

El líder del HDP, Selahattin Demirtas, ha explicado que su formación podría "resistir" ante la destrucción de ciudades y el asesinato de civiles en la lucha contra el terrorismo. "La gente de Diyarbakir está en contra de la política de guerras y masacre del Gobierno, así como de la quema y destrucción de su propia ciudad", ha dicho en una entrevista.

Sin embargo, el primer ministro, Ahmet Davutoglu, ha afirmado que los miembros del HDP, la tercera fuerza parlamentaria, han aspirado a colaborar con "terroristas" y a sumir a Turquía en el caos. La inmunidad parlamentaria no debería proteger a los diputados que "cometen delitos", ha criticado.

Davutoglu también ha explicado que existen planes para facilitar la evacuación de los civiles de las áreas sometidas al toque de queda, así como para permitir la rendición de los milicianos.

TOQUE DE QUEDA PARCIAL

Desde que terminara el alto el fuego con el PKK en julio, varias ciudades turcas de la región del Kurdistán, en el sureste del país, han sido engullidas por la violencia. El PKK, que busca la autonomía de la región, ha acordonado distritos de algunos pueblos y ciudades de la zona, forzando a los efectivos gubernamentales a incrementar sus ofensivas.

Este miércoles, las autoridades levantaron parcialmente el toque de queda en el pueblo de Cizre, permitiendo la presencia de los ciudadanos en las calles entre las 17:00 y las 19:00 horas. Poco después de retirarse la restricción horaria, una mujer y un niño resultaron heridos en una explosión, según han informado fuentes de Defensa.

Los residentes acuden a sus antiguos hogares en Cizre, destruidos o dañados durante el toque de queda de 24 horas, para intentar recuperar algunas de sus pertenencias tras 79 días de bloqueo. Un grupo encontró un cadáver entre las ruinas de un edificio, han señalado testigos.

En total, 211 civiles han muerto desde diciembre durante las operaciones desplegadas en Sur, Cizre y los pueblos de Sipoli e Idil, ha lamentado el HDP, aunque no existen cómputos gubernamentales del número de fallecidos.

Hace más de tres décadas, el PKK, considerado como grupo terrorista por Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea, inició una rebelión separatista armada contra el Estado turco. El conflicto ha dejado tras de sí más de 40.000 víctimas.

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