Se trata de un candelero y una bandeja de gran interés, ya que no es habitual que las obras de uso doméstico perduren durante siglos
PAMPLONA, 23 Ene. (EUROPA PRESS) -
El Museo de Navarra exhibe desde este sábado, 24 de enero, dos piezas barrocas de plata, que no forman parte de la exposición permanente, para conmemorar el 25 aniversario de su reapertura, que tuvo lugar el 26 de enero de 1990 tras las obras de remodelación que modernizaron sus instalaciones.
Se trata de un candelero de autor desconocido, fechado en el tercer cuarto del siglo XVII, y de una bandeja o azafate realizada por el platero José Ochoa en el último tercio del siglo XVIII, que destacan por su rareza al tratarse de obras civiles de uso doméstico cuya perduración a lo largo de los siglos es menos corriente.
Las piezas se exhiben en la sala 3.1 del Museo y se podrán visitar a lo largo de 2015 en el horario habitual del centro, de 9.30 a 14 horas y de 17 a 19 horas de martes a sábado y de 11 a 14 horas en domingos y festivos. Los lunes está cerrado y la entrada es gratuita los sábado por la tarde y los domingos y festivos.
LAS PIEZAS
El candelero fue adquirido en 2006 por el Museo de Navarra procedente del palacio de los condes de Guenduláin, de Pamplona.
Decorado ricamente con elementos vegetales y geométricos, su morfología de tipo balaustral presenta un bello juego de entrantes y salientes gracias a la sucesión de los diferentes cuerpos del astil, que descansa en una peana triangular apoyada sobre tres patas de bola con garra acabada en elementos vegetales. El portavelas está compuesto por un friso recto entre dos casquetes convexos y mechero bipartito, ha informado el Gobierno en una nota.
Carece de marcas de autor, pero por su tipología y procedencia puede atribuirse a un taller de plateros local. Su función lumínica se reforzaba con el brillo de la plata a la luz de las velas.
Por su parte, la bandeja o azafate presenta como motivo central un putto cabalgando sobre un delfín. De perfil ovalado y orilla de borde recortado mixtilíneo, con curvas y contracurvas que le otorgan un suave movimiento sinuoso, ofrece una rica decoración, repujada a veces, cincelada otras, a base de guirnaldas florales, rocallas, cartelas, etc. que de forma asimétrica recubre por completo el campo que rodea el emblema del angelote. La inspiración del motivo mitológico no está clara, aunque probablemente proceda de algún repertorio de grabados.
Tiene estampadas en la orilla del anverso la doble marca exigida en Pamplona, la PP coronada, que se encuentra muy borrada y la del autor, O/ChOA. La pieza ingresó en el Museo de Navarra en 1997 como dación de pago de impuestos de una empresa navarra.
