MADRID 18 Sep. (OTR/PRESS) -
Señalar al presidente Zapatero como el único responsable de la tibieza europea, no resulta ni justo ni serio. Cierto que desde España es lo que nos puede interesar, pero lo ocurrido en la última reunión de líderes de la UE, vuelve a poner sobre el tapete algunos espinosos temas de los que hablamos en su momento un cierto sector de los bautizados como euroescépticos.
La decisión francesa de expulsar a los gitanos rumanos y la posterior y casi unánime posición del resto de los países de mirar hacia otro lado para decir que no pero que si, deja claras varias cosas preocupantes que vienen latiendo en los sótanos del sueño de una Europa unida más allá de lo que fueron casi sus principios: un mercado común y poco más que añadir.
¿Y qué late en las alcantarillas de esta flamante Unión Europea? Pues de entrada que hay dos países, Francia y Alemania, que harán siempre su santa voluntad, lo mismo que la Gran Bretaña pero esta desde fuera. Si en lugar de ser el Gobierno francés quien hubiera tomado la decisión de acabar con los asentamientos, lo hubiera hecho uno de los países del montón, la condena hubiera sido segura. Pero Francia es Francia y por muy de derechas que sea Sarko, ni el autocalificado rojo ZP se ha atrevido a levantar la voz. Sólo el teórico Gobierno de la UE parece tenerlo claro, pero al razonable cabreo de Durao le han dejado solo los mandatarios de los estados. Y esta es la segunda lección de este asunto: que por mucha Constitución votada, quien de verdad manda en la UE es quien nunca ha dejado de mandar, el tandem Francia-Alemania con alguna aportación esporádica.
El tercer punto conflictivo es el de una ampliación hecha con demasiadas prisas -una vez más Alemania- y sin que los nuevos países pudieran competir con ciertas garantías con los ya asentados. Es verdad que el devenir de la Historia precipitó los acontecimientos, pero también es verdad que Alemania tenía más interés en el Este europeo que en Oeste.
Y por último la dulce hipocresía de todos: dejemos que una Comisión estudie el caso y ya veremos. Pero ¿qué hay que estudiar exactamente? Porque la cosa debe ser de primero de Derecho: o los ciudadanos rumanos pueden viajar libremente por Europa, o no. Si pueden, el Gobierno francés está en la ilegalidad más absoluta y si no pueden, tiene todo el derecho a su expulsión. ¿Por qué entonces la hipocresía de tantos? Pues sencillamente porque las encuestas que se hicieran ahora mismo en casi toda Europa, darían la razón a Sarkozy y nadie en el poder quiere enfrentarse a las encuestas. Así de fácil y así de triste.