Actualizado 14/10/2010 14:00

Antonio Casado.- Pitos para el presidente.

MADRID 14 Oct. (OTR/PRESS) -

No vale despachar el asunto con una apelación a los contratiempos incluidos en el sueldo de un político. Sobre todo cuando hay tantos indicios que desmienten la espontaneidad de los abucheos televisados al presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, durante el desfile militar del 12 de octubre.

El asunto sería especialmente grave si se confirmaran las acusaciones que distintos dirigentes del PSOE han formulado contra grupos juveniles relacionados con el principal partido de la oposición. El PP debería desmentirlo o, en su caso, desautorizar el comportamiento de esos grupos.

Y no tanto por formular en público una reprobación de Rodríguez Zapatero y su gestión al frente del Ejecutivo tan sonora y tan contundente, porque están en su derecho a expresarse libremente, sino por la falta de respeto que esos grupos demostraron a personas, instituciones o símbolos que están muy por encima del presidente del Gobierno. Por ejemplo, el Rey de España. Y, por encima del presidente y del Rey, las personas que dieron su vida en acto de servicio.

Resultó insoportable comprobar cómo los abucheos a Zapatero reventaban el silencio del homenaje a los caídos. El portavoz socialista en la Comisión de Defensa del Congreso, Jesús Cuadrado, que acusó a la extrema derecha de haberse Organizado para abuchear y silbar al presidente del Gobierno, llegó a calificar de "miserable" su actitud por querer hacerse notar en el silencio del homenaje a los caídos por España.

También se hicieron notar cuando la liturgia de los actos imponía la coincidencia del presidente del Gobierno con el Rey de España. Un observador imparcial no avisado de lo que se cuece en esta tierra de nuestros pecados hubiera creído que estamos al borde de una guerra civil.

Por si había dudas, bastaba mirar hacia el otro lado de la barricada política nacional, donde los dirigentes del PP acusaban al Gobierno de haber blindado al presidente del Gobierno con vallas, tribunas espaciadas y música estridente, a fin de impedir o minimizar la actuación de estas ruidosas brigadas antizapateriles.

Para el portavoz del PP en la Asamblea de la Comunidad Autónoma de Madrid, David Pérez, hubo una operación de verdadera censura. Pérez escenificó el mismo martes un rasgado de vestiduras por la forma, según él "vergonzosa", con la que los organizadores del desfile del martes se las arreglaron para mantener distanciado de Zapatero a un público que, dijo, "había madrugado muchísimo para participar en una fiesta que es de todos".

¿Para participar en la fiesta o para reventarla por cuenta de su enemiga a Rodríguez Zapatero?

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