Actualizado 08/11/2012 13:00

Antonio Casado.- El reenganche de Obama.

MADRID 8 Nov. (OTR/PRESS) -

Al menos en los llamados votos electorales (270 delegados, al menos), el reelegido presidente de los EE.UU., Barack Obama, pasó la prueba sin apreturas. Justo premio a su excelente trabajo y al de su equipo de campaña. Esa clave explica, en mi opinión, su triunfo del supermartes. Se le da mejor la tarea de candidato que la de presidente.

Si relacionamos el balance de su gestión con las expectativas creadas hace cuatro años veremos que Barack Obama no anda sobrado de motivos para jalearse. Ni para que le jaleen sus conciudadanos. Sin embargo ha obtenido con relativa facilidad su segundo mandato después de un mandato con decepciones, incumplimientos y una crisis económica sin resolver. Eso tiene mérito. Insisto: no tanto como presidente sino como aspirante a presidente.

La tarea de candidato le ha salido redonda sin recurrir a las promesas. Hizo lo posible para bloquear la memoria sobre las que se quedaron sin cumplir. Se limitó a pedir cuatro años más para convertirlas en realidades y la gente le creyó. Contó, además, con la inestimable ayuda del adversario. Romney no supo rentabilizar el privilegio del aspirante, que es el poder hacer una campaña en base a promesas (lo bueno por conocer) frente al handicap del titular, que es cargar con los hechos derivados de las decisiones tomadas en el despacho oval (lo malo conocido).

El aspirante republicano que triunfa en los negocios tampoco supo acortar la distancia que separa al millonario de la gente corriente. Tuvo una ocasión de demostrarlo y la desperdició de forma incomprensible. Me refiero a los efectos del huracán Sandy en los estados del Este. Especialmente en New Jersey, donde perdió la batalla de la imagen por goleada. Como metáfora para la historia de las campañas electorales norteamericanas quedará la agradecida reacción del ultraconservador gobernador de dicho estado, Chris Christie, por la cercanía, la solidaridad y el interés personal mostrados por el presidente Obama ante la catástrofe desencadenada por un fenómeno natural.

Es verdad que Obama contaba con la ventaja de ser la máxima representación de los poderes constituidos, pero de los elogios que públicamente le dedicó el gobernador Christie, que era un adversario político y electoral, se desprendía un clamoroso silencio respecto a la actitud de Mitt Romney. Su propio aliado político invitó a los americanos a que comparasen la reacción del titular con la del aspirante. Y eso fue demoledor para el candidato republicano.

En cuanto a la derivada española del reenganche de Obama, soy de los que nos favorece este desenlace. Rajoy ha interpretado correctamente lo que es mejor para nuestros intereses en relación con la crisis económica. Y aunque en público no haya mostrado sus preferencias, eso pasa por la continuidad de Obama. Entre otras cosas para que siga presionando a la UE como lo viene haciendo en la dirección que más nos interesa.

Contenido patrocinado

Foto del autor

Charo Zarzalejos

Cuando la realidad atropella

Foto del autor

Fernando Jáuregui

Por qué esta Constitución ya no nos sirve (del todo)

Foto del autor

Luis Del Val

Uñas pintadas como obligación

Foto del autor

Julia Navarro

El perdón