Actualizado 10/04/2007 02:00

Antonio Casado.- Últimos recados de ETA

MADRID 10 Abr. (OTR/PRESS) -

Pintan bastos. Con promesa de copas, eso sí, si se hace su patriótica voluntad. Los recados de ETA, fechados el domingo pasado, a través del diario "Gara", encajan perfectamente en el viejo dicho del palo y la zanahoria. Cierto. Una vez sentado que siguen vigentes las razones para echarse al monte -"lucha armada", dicen-, la banda se muestra dispuesta a asumir "compromisos firmes" en un "escenario sin violencia", siempre que no se ataque a Euskal Herria. O sea, que no habrá proceso y ellos volverán a las andadas si al Gobierno se empeña en aplicar el Estado de Derecho.

En cuanto al "proceso" propiamente dicho (de "paz", en el léxico de Zapatero; de "solución del conflicto", en el de Otegui), los dirigentes etarras, en su entrevista encapuchada de "Gara", admiten que está roto. En eso no desmienten al Gobierno, si bien unos y otros lo atribuyen a distintas causas. Según el Gobierno, lo rompió ETA el 30 de diciembre con el atentado a la T-4. Según ETA, la culpa la tienen los partidos, sobre todo el PSOE y el PNV, por incapacidad de alcanzar un acuerdo político sobre el futuro del País Vasco.

En todo caso, los últimos recados de ETA no proyectan la imagen de un Gobierno claudicante y rendido a sus pies. A pesar de ello, el PP no cambia el disco. Ya empieza a resultar patético ese discurso que consiste en explicar el chantajismo de ETA en base al descubrimiento de que le funciona con este Gobierno. Y que si ETA se pone arrogante y amenaza con volver a matar es porque el Gobierno todavía no ha cedido bastante.

Es curioso que el discurso del PNV, en boca de Ibarretxe e Imaz, sea bastante más duro con ETA, a la que le piden lisa y llanamente su disolución, que el discurso del PP, centrado como está en descalificar al Gobierno y olvidarse del enemigo común. Mientras Imaz anuncia a Batasuna que está a punto de perder su último tren porque ETA les niega autonomía política, el PP se pasa el tiempo en un estéril proceso de asignación de intenciones a Zapatero que nada tienen que ver con lo que está ocurriendo.

Lo relevante es que los terroristas de ETA no se plantean la jubilación. Y que Batasuna tampoco se plantea el divorcio de ETA. Sin uno de esos supuestos sobre la mesa, es inútil especular sobre un final dialogado. El diálogo está roto desde el 30 de diciembre, como ha repetido hasta la saciedad el Gobierno y ahora confirma ETA. Ningún elemento nuevo aconseja reanudarlo, aunque la banda se ofrezca a asumir compromisos. Zapatero no debe morder ese anzuelo.

Al Gobierno sólo le queda mostrar la cara menos amable de la legalidad para cerrar el camino de los amigos de ETA hacia los ayuntamientos vascos, a riesgo de que la banda se lo tenga "en cuenta". Y al PP no le queda otra que apoyar al Gobierno en la aplicación del "espíritu y la letra" de la Ley de Partidos Políticos, cuya aplicación promete Moncloa.

Antonio Casado.

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