Actualizado 10/04/2007 02:00

Antonio Jiménez.- ETA canta la gallina

MADRID 10 Abr. (OTR/PRESS) -

Después de Semana Santa parece adecuado preguntarse si aún sigue Zapatero a lomos del caballo al que se subió tras llegar a la Moncloa, con el propósito de transitar caminos de negociación y paz con los facinerosos de ETA o, por el contrario, se ha caído definitivamente del jamelgo, como San Pablo, después de que la banda le haya liberado definitivamente de su ceguera política.

La reciente entrevista-comunicado de ETA pone negro sobre blanco las firmes intenciones de los terroristas que nunca evaluaron la posibilidad de abandonar la actividad criminal y menos renunciando a todo aquello con que la han justificado. O sea, que estamos en el mismo sitio del que nunca nos movimos por más que desde el Gobierno y sus terminales mediáticas se difundiera la especie, para apoyar la negociación, de que empezaban a vislumbrarse en ETA y su entorno político serios indicios de superación de una estrategia terrorista que ya no tenía sentido mantener. Se movió, eso sí, Zapatero con unas ansias infinitas de paz que cada vez que las mencionaba daba la impresión de ser el único portador de tan loables y nobles propósitos. No se movieron un milímetro las victimas del terrorismo, las organizaciones cívicas vascas y el PP que en todo este tiempo transcurrido no han dejado de recordarle al presidente, en el Parlamento y en la calle, su errática y contraproducente apuesta.

En Moncloa se albergaba la esperanza de un comunicado de la banda que valorara con algún signo positivo, los gestos y decisiones que permitieron el traslado del pistolero De Juana de Madrid a San Sebastián o impidieron que Otegui fuera condenado por exaltar a una terrorista y se han encontrado en su lugar con la cruel evidencia de que la banda se reafirma en sus planteamientos asesinos para conseguir los mismos fines independistas y anexionistas de Navarra, además de un chantaje al Gobierno si no deja a Batasuna concurrir a los comicios del 27-M y la humillación de atribuirse el "éxito" de "llevar a De Juana a Euskal Herria".

Quienes hemos sostenido que el proceso de Zapatero se encontraría mas pronto que tarde con la dura realidad de las exigencias irrenunciables de la banda, no nos ha sorprendido que ETA "cantara la gallina", dejando claras sus condiciones. Hay que lamentarse, sin embargo, de que el engañoso "proceso de paz" haya permitido a ETA reorganizarse, rearmarse y encontrar motivos de justificación para nuevos atentados con la excusa de que la negociación no llegó a ningún puerto porque el Gobierno "incumplió sus compromisos". Este es el momento, sin embargo, de que Zapatero recupere la unidad con el principal partido de la oposición para combatir desde la firmeza policial y legal el nuevo desafío etarra e impida que los batasunos puedan colarse en los ayuntamientos vascos y navarros en las próximas elecciones municipales.

Antonio Jiménez.

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