MADRID 30 Dic. (OTR/PRESS) -
El nacimiento y revelación de Podemos ha sido la gran novedad política del año 2014 y su eclosión electoral, el mayor arcano del 2015. Es una evidencia innegable y resulta también casi una realidad palpable que ello descoloca todo el ajedrez político y no solo ese bipartidismo que parecía inmutable, sino que afecta incluso a los territorios-feudos nacionalistas y no digamos a una izquierda a la que hace implosionar y cuya hegemonía pretende. Ese es el hecho cualitativo que habrá de solidificarse cuando cuantitativamente pueda medirse en votos y en opciones o conquistas de poder. Lo comenzaremos a establecer en las municipales y autonómicas y lo podremos determinar de manera precisa en las generales. Hoy por hoy, conviene no olvidarlo, solo podemos hacer cábalas partiendo de expectativas y encuestas que dicen volátiles y, en efecto, eso son: pájaros volando.
Como tantas veces a la hora de estudiar el fenómeno, se ha caído aquí en lo del dedo y la luna y no son pocos los que siguen señalando al dedo, o sea, a la alfombra mediática que se les ha ofrecido, como causa de su expansión fulgurante. Claro que ha ayudado pero en absoluto es la causa. El origen e incubación de Podemos no es otra que la metástasis en la que los partidos y sus cúpulas de poder y reparto han ido cayendo desde el advenimiento de la democracia con la transformación de sus dirigentes en "clase política", de su actividad de representación en "profesión" y la inmediata derivada y conclusión de convertir a las siglas en la verdadera "patria" y al ejercicio de los cargos en el "patrimonio". Mientras hubo vino y rosas hubo venda, pero una potentísima crisis económica, la caída de millones de ciudadanos en el paro, la angustia y la desesperanza la hicieron caer de los ojos y quedarse ya en cueros y al descubierto todas las pústulas cuando reventó la corrupción y el olor infecto del pus y la connivencia en su reparto (la tarjetas black de Caja Madrid con todos, partidos y sindicatos, disfrutando del festín dieron la foto definitiva) hicieron el hedor insoportable y provocar la arcada.
Porque en el diagnóstico de los males hay muy amplio acuerdo. Y no es de ahora ni siquiera su palabra revelación, CASTA, de la que pretenden patente y royalties exclusivos. Muchos la emplearon y en una bitácora muy próxima a su organización eran ellos mismos quien me atribuían --son dados a rebuscar estas cosas para las confrontaciones dialécticas de sus líderes-- casi ancianas paternidades pues eran entonces los tiempos del felipismo gobernante, aunque ya acercándose al ocaso y comenzado a aflorar sus corrupciones. Un ejemplo es Antonio (Chani) Pérez Henares, uno de los periodistas más críticos con Podemos, quien escribió en 1992 en 'El decano de Guadalajara' una columna que llamó La Casta Política, en la que usó el mismo lenguaje que Podemos: "¿Cómo puede pretenderse que la sociedad no los entienda como casta?. ¿Cómo puede achacarse a maniobras antidemocráticas las críticas a sus métodos? Nadie está cuestionando el sistema democrático. Al contrario. Lo que urge es el rescate de la democracia, por parte de la sociedad, de quienes la tienen secuestrada. Vertebrar la sociedad civil es mucho más democrático que tolerar que unos pocos, un oligopolio de "políticos profesionales", se la quede en propiedad y la detente como si fuera un patrimonio personal. La democracia es propiedad del pueblo y los políticos son unos interinos que representan al pueblo. No los propietarios de ella".
Lo escribí hace ¡22 años! y lo suscribo ahora. Degeneración partidista, corrupción y crisis son las parteras de este mañana que anuncia este moribundo 2014. Que sea reventón, catarsis, aldabonazo, catalizador, revulsivo o algo de todo ello habrá de verse en el futuro y será consecuencia de cómo unos y otros reaccionen y actúen. Por supuesto, de cómo lo haga también quien se ha hecho con la enseña de la respuesta a lo acaecido y se ofrece como instrumento que parece contener un aire vindicativo, de enconada venganza y de cierta pretensión de destrucción, un impulso cargado de inquina que más pareciera que en vez de pretender limpiar las acequias de la democracia de cieno y broza lo que apunta es a volar el manantial mismo, a dinamitar el propio edificio democrático.
Porque esa la cuestión ahora. Lo que hay que poner ya en valor son las recetas y los remedios. Y es en ello en lo que la diferencia es neta y clara. Lo es en propuestas, métodos y objetivos. Este es el verdadero debate. ¿Cuál es, no la critica ni la denuncia de Podemos, sino cuál es su proyecto para los españoles y para España? Que esa es otra, si donde nos pretenden llevar es a la expropiación de la soberanía conjunta del pueblo español haciéndola pedazos y repartiéndola a cachos. Pero antes de nada, ¿cuál es su propuesta de creación de riqueza, de combate contra el paro, de garantía de pensiones y hasta de libertades? ¿Cuál es su democracia?, ¿la de Chavez? ¿Cuál es su referencia y su nostalgia?, ¿la soviética? ¿Y cuáles son sus alianzas y connivencias?, ¿seguir cantando con filoetarras? ¿O insultando la memoria y la dignidad de quienes combatieron contra la dictadura, denigrando a la Constitución de las libertades como un "régimen" infecto y heredero del franquismo? Eso y más allá de la patada en el culo a todos que muchos desean dar a los políticos es lo que habremos de valorar a partir de este momento y por ello ya no será cosa de jalear un twitter sino de entregar un voto, nuestra alícuota parte de poder para que alguien lo ejerza. Y eso ya es harina. No vaya a ser que la patada nos la demos a nosotros mismos en la boca.