Actualizado 13/01/2010 13:00

Carmen Tomás.- Riesgo de impago.

MADRID 13 Ene. (OTR/PRESS) -

La política de gasto público al por mayor que ha llevado a cabo Zapatero va a tener consecuencias. Un déficit público que puede estar ya rondando el 12 por ciento del PIB (120.000 millones de euros) es una locura y su pasividad para reconducir el asunto, una irresponsabilidad y un drama. Algunos analistas como los del banco británico HSBC ya hablan de que la calificación de la deuda de España está tres peldaños por encima de su calificación real, si se tiene en cuenta cómo está evolucionando el riesgo de impago. Este análisis no es baladí. De hecho, ya bancos importantes están adelantando sus emisiones de deuda por si se diera el caso, por si llegara a producirse esa rebaja en la calificación.

No se si Zapatero es consciente de la que se nos viene encima y de las dificultades que su pasividad a la hora de acometer una drástica reducción del déficit puede causarnos. Cada día que pasa sin hacer nada para lograr reconducir la cifra de déficit a lo establecido en la Unión Europea, 3 por ciento, complica más la empresa. No sólo estamos por culpa del gobierno haciendo el ridículo en Europa después de anunciar sanciones, cuando somos también en esto los campeones de Europa, sino que se está poniendo en riesgo y a un alto precio la posibilidad de financiación de bancos y empresas y por supuesto abultando día tras día la partida de intereses. Un volumen de gasto que ya se come toda la recaudación del IVA prevista para 2010.

De lo que sí estoy segura es de que entre sus casi 700 asesores alguien habrá que lo sepa o en el Ministerio de Economía y Hacienda o en el Tesoro o en el Banco de España. Incluso algo dirían los "tres magníficos" convocados a Moncloa en esa especie de broma macabra. El déficit junto al paro son ahora mismo los dos problemas más graves a los que se enfrenta la economía española y nada se está haciendo para reconducirlos. Al contrario, cada medida que se adopta o que se piensa adoptar viene acompañada de su correspondiente partida de gasto. Los presupuestos del Estado vigentes y el BOE cada día son los mejores ejemplos de lo que hay que no hay que hacer, de lo que hay que cortar de raíz. Como hizo en su día José Barea hay que tener el coraje de coger la tijera y partida por partida acometer un drástico recorte del gasto, sin olvidar por supuesto medidas que generen actividad y confianza y por tanto aumento de los ingresos. Las recetas están ahí. No hace falta ser un lince. Pero falta lo más importante: voluntad y sensatez. Y esto, desgraciadamente, no se ve en el gobierno ni aledaños.

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