Cayetano González.- El comunicado.

MADRID 21 Dic. (OTR/PRESS) -

Las redacciones de los medios de comunicación estuvieron pendientes el pasado fin de semana de un posible comunicado de la banda terrorista ETA, donde supuestamente esta podría anunciar su abandono definitivo de las armas y declarar un alto el fuego "unilateral" y "verificable". De momento este comunicado no ha llegado, aunque puede hacerlo en los próximos días o semanas. Y este es el primer gran error de todos: estar demasiado pendientes de lo que diga o deje de decir una panda de asesinos como es ETA. Digo error de todos, incluyendo en primer lugar a los que nos dedicamos por oficio a analizar estas cuestiones. Que más quiere ETA que se esté pendiente de ella. Los terroristas siempre buscan notoriedad, publicidad, presencia en la opinión pública.

Siempre he pensado que lo importante no es lo que diga o haga una banda terrorista como ETA -ya que en principio hay que dar por hecho que los terroristas sólo harán lo que saben: saben matar y extorsionar- sino lo que hagamos o digamos los demás, empezando por quien le corresponde la dirección y el liderazgo de la lucha antiterrorista que no es otro que el Gobierno de la Nación. Es evidente que ETA está mal y que por lo tanto su final puede estar cerca. Pero ya estaba mal, muy mal, en el año 2004 cuando el PSOE ganó las elecciones generales y Zapatero llegó a la Presidencia del Gobierno. Por eso, fue un inmenso error ese giro de 180 grados que el presidente dio a la política antiterrorista que habían llevado a cabo los gobiernos de Aznar. Y fue no solamente un error, sino algo mucho mas grave, el proceso de negociación política que Zapatero llevó a cabo con ETA en la pasada legislatura y que acabó como acabó: con dos muertos en la T-4 de Barajas.

Si ETA anunciara próximamente su abandono de las armas, primero, no habría que darle ninguna carta de credibilidad y si, exigirle la entrega inmediata de las mismas. En segundo lugar, los presos de la banda terrorista con delitos de sangre deben de cumplir íntegramente sus penas por los crímenes cometidos. En tercer lugar, con su brazo político -eso que algunos llaman de forma pomposa la izquierda abertzale- habría que ser enormemente exigente y no conformarse con que hagan una simple declaración de desmarque o condena de la violencia. No lo han hecho en ninguna ocasión en los últimos treinta y cinco años y por lo tanto el que lo hagan ahora de forma puntual sólo puede explicarse desde la perspectiva de que quieren estar en las próximas elecciones municipales, porque necesitan dinero y poder.

Por último, en un hipotético escenario de final de ETA tiene que visualizarse que hay vencedores y vencidos. Entre los primeros, nuestro Estado de Derecho, la sociedad española que ha sabido sufrir durante cuarenta años los embates del terrorismo y, por supuesto, las víctimas del terrorismo, cuya memoria y dignidad no debe de sufrir ninguna afrenta. Con estos presupuestos, que ETA haga el comunicado que quiera.