Actualizado 02/11/2010 13:00

Cayetano González.- Dos Rubalcabas.

MADRID 2 Nov. (OTR/PRESS) -

Los escasos días transcurridos desde el profundo cambio llevado a cabo por Zapatero en el Gobierno ha confirmado con creces lo que todo el mundo pensó al conocer el citado cambio: Rubalcaba se ha convertido en el "superministro", en el "súper vicepresidente", en el "supertodo". Lo mismo habla en Santander de economía y de política con un grupo de empresarios que cena en Madrid con el Presidente del PNV para hablar del pacto de este partido con el Gobierno para sacar adelante los Presupuestos del próximo año; que come con los jueces de la Audiencia Nacional y el Fiscal Jefe de este organismo para, es de suponer, analizar el momento de la lucha contra ETA, que pronuncia un mitin en Cádiz, donde arrea estopa a Rajoy. Incluso en estos pocos días le ha quedado tiempo para almorzar -y seguro que de todos ha sido el encuentro mas interesante- con el Presidente del Real Madrid, Florentino Pérez y con el entrenador de moda, José Mourinho.

Pero, comienzan a hacerse visibles las contraindicaciones que tiene acumular tanto poder en una sola persona, sobre todo si además de Vicepresidente Primero para todo es el Ministro del Interior. Se supone que una cartera como la de Interior debería ocupar a su titular las veinticuatro horas del día. No solamente es la lucha antiterrorista el cometido principal de ese Ministerio; la seguridad ciudadana, el tráfico, la protección civil, la regulación de los procesos electorales y hasta que sea transferido al Ministerio de Cultura, los toros son algunos otros de sus cometidos.

Un Ministro del Interior tiene que ser una persona que no esté excesivamente expuesta a la opinión pública. Un Ministro del Interior no puede estar todos los días concediendo entrevistas a los medios de comunicación u ofreciendo ruedas de prensa. Un Ministro del Interior, sobre todo en la delicada cuestión de la lucha contra el terrorismo, tiene que ser una persona que suscite consensos y acuerdos con el resto de fuerzas políticas, sobre todo, con el principal partido de la oposición. Con su actual "estatus", Rubalcaba no reúne ninguna de esas condiciones de tiempo y de discreción que debe llevar aparejado el Ministro del Interior. Mucho más, cuando aparte de ser Vicepresidente Primero del Gobierno eres portavoz del mismo y todos los viernes tienes que dar una rueda de prensa tras el Consejo de Ministros.

Entonces, ¿por qué Zapatero le asciende a Rubalcaba a todopoderoso "número dos" manteniéndole como Ministro del Interior? Parece evidente que si en abril del 2006, el Presidente le nombró para esa cartera para que dirigiera y controlara el proceso de negociación política con ETA, ahora le mantiene en esa cartera porque le necesita para lo que cada vez empieza a ser una evidencia: que Zapatero quiere presentar a los españoles como gran logro de esta legislatura el final de la banda terrorista pensando que eso le traerá réditos electorales. Y para eso necesita a Rubalcaba. El problema es si no sería mejor que hubiera dos en lugar de un solo Rubalcaba: uno para hacer política e intentar sacar al PSOE del pozo de las encuestas y otro para dirigir lo que la mayoría de los españoles desean: el final de ETA mediante la vía de la derrota y no de la negociación.

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