Actualizado 21/02/2008 01:00

Consuelo Sánchez-Vicente.- Camadas negras

MADRID 21 Feb. (OTR/PRESS) -

En las postrimerías del franquismo, agredir a alguien por sus ideas era cosa de "fachas", prácticas fascistas contra la libertad de pensamiento y de expresión que la inmensa mayoría de los jóvenes universitarios de entonces condenábamos sin contemplaciones. "Camadas negras", les llamábamos. Solo desde las instancias gubernamentales se aplaudía o se callaba ante estos ataques; pero claro, aquello era una dictadura. No era normal, también hay que decirlo, que los conferenciantes contrarios al Régimen menudeasen por las universidades y los colegios mayores, pero, cuando alguno de ellos conseguía colarse por los márgenes del sistema, jamás estaba solo si aparecían los "fachas". No hacían falta escoltas: el público estudiantil actuaba como cordón "sanitario", y apagaba los abucheos con aplausos y gritos a favor de la democracia

Ahora, a estas "camadas negras", algunos políticos que se dicen demócratas y que ocupan puestos de responsabilidad en gobiernos como el gallego, el vasco, el catalán, e incluso en el "central", les llaman radicales, antisistema y, a veces, incluso patriotas nacionalistas. Todos "de izquierdas", eso sí, gente progresista; un poquito acalorada o directamente equivocada, vale, pero, no por su culpa, sino por "las provocaciones de la derecha". Como si el nacionalismo, que es un viaje a la Edad Media sin billete de vuelta, tuviera o hubiera tenido alguna vez algo que ver aunque sea de lejos con los valores éticos de "la izquierda" o de "la derecha" democráticas

El PP es, hoy, el partido que mejor simboliza -aunque no el único- la libertad cercada y cercenada por los "fachas" de hoy, porque quienes trataron de agredir a María San Gil en la Universidad de Santiago de Compostela "por pensar distinto", quienes no dejaron hablar a Dolors Nadal en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona "por pensar distinto", quienes acosaron a Rosa Díez en la Universidad Complutense de Madrid "por pensar distinto", y quienes desde hace años aporrean la libre circulación de las ideas en las universidades vascas por "pensar distinto", son "fachas". Callar o intentar disfrazar de "libertad de expresión" estos ataques contra la libertad, que es una e indivisible -o la hay para todos o no hay libertad- es de cobardes. Así llamábamos en la dictadura a los estudiantes y a los políticos que se decían demócratas pero invitaban (esto tampoco es nuevo) a taparse un ojo ante las agresiones de los "fachas" para no "provocar al Régimen". Y cobardes sigue siendo su nombre en democracia. La democracia es convivencia, o es convivencia o no es democracia. Quienes atentan contra la convivencia son "fachas". Quienes callan, cobardes.

Consuelo Sánchez-Vicente.

Contenido patrocinado

Foto del autor

Francisco Muro de Iscar

Políticos, ¡convertíos!

Foto del autor

Fernando Jáuregui

La interesante 'doctrina Armengol'

Foto del autor

Victoria Lafora

Hoy se zurran, mañana pactan

Foto del autor

Carmen Tomás

30.000 millones de gasto en un mes