Actualizado 11/09/2010 14:00

Fermín Bocos.- Un orate peligroso.

MADRID 11 Sep. (OTR/PRESS) -

Hasta hace unos días nadie conocía al reverendo Jones. Hoy, merced a la pereza mental o la simplonería de toda una cadena de periodistas (de todos los países), este clérigo de Florida se ha convertido en una celebridad mundial tras anunciar que el 11S tiene la peregrina intención de quemar ejemplares del Corán. Es la idea de un loco; de un tipo aquejado de erostratrismo, un desarreglo mental que lleva a perpetrar barbaridades para adquirir fama. Toma el nombre de Eróstrato, un pastor que en la Antigüedad quemó el templo de Artemisa en Éfeso para -según dejó dicho- que en la posteridad se hablara de él.

Y ¡vaya si lo consiguió! Por desgracia, a lo largo de los siglos ha tenido muchos seguidores. El último, este clérigo norteamericano al que en una época en la que Internet y la televisión llegan a todas partes ha conseguido que su amenaza haya sido recibida ya como una blasfemia por millones de musulmanes, con los inquietantes efectos colaterales que cabía imaginar. La insensata idea del clérigo orate ha creado una situación potencialmente tan explosiva que para repudiar semejante iniciativa ya se han pronunciado nada menos que el presidente Obama y el general Petreus, jefe de las tropas norteamericanas que combaten en Afganistán. Se temen lo peor.

Lo sorprendente del caso es que el asunto haya llegado hasta donde conocemos cuando habría bastado que tomara cartas en el asunto algún psiquiatra de la ciudad en la que reside el nada reverenciable Jones. La sociedad tiene derecho a protegerse de los locos peligrosos. Habría bastado, ya digo, la intervención de un médico o que algunos periodistas tuvieran dos dedos de frente y pensaran antes de publicar según qué tipo de historias.

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