Actualizado 10/04/2007 02:00

José Cavero.- Un momento crucial del "proceso"

MADRID 10 Abr. (OTR/PRESS) -

Aunque, según la versión del gobierno, el proceso para el final dialogado de ETA y de la violencia se dio por concluido con el atentado de la Terminal de Barajas, el 30 de diciembre, se habían producido algunas declaraciones que permitían suponer que se estaban haciendo alguna clase de esfuerzos para lograr alguna clase de avances y para tratar de conseguir la renuncia de la violencia por parte de Batasuna o el definitivo anuncio de la banda terrorista de que concluía sus cuatro décadas de "acciones armadas", chantajes, secuestros, asesinatos...

Semana a semana, en los últimos meses, se había esperado alguno de esas esperanzadores anuncios, pero ya hemos comprobado, en las amplias declaraciones de dos encapuchados de ETA al diario afín Gara que ni una ni la otra de las aspiraciones ha tenido la menor consideración. ETA sigue en sus trece, tratando de imponer su voluntad a un gobierno democrático, y determinando "lo que ha de hacer", entre otras cosas, consentir que Batasuna, sin la mejor renuncia a la violencia, pueda volverse a presentar a las elecciones de mayo como una fuerza democrática más. Y por si fuera poco, el portavoz de Batasuna-ETA, Otegi, tiene el descaro de interpretar que "ETA ofrece un compromiso de no violencia" que no aparece por parte alguna en esas amplias y pormenorizadas declaraciones en las que predomina la actitud amenazante: la banda tendrá muy en cuenta si no se permite la presentación d e Batasuna en las elecciones, se defiende le legitimidad de la lucha armada y se justifica el atentado contra la Terminal de Barajas, en el que perecieron dos personas.

Definitivamente, no dejan el menor resquicio a la esperanza, y en cambio todo son actitudes destempladas, de exigencia inaceptable. De modo que, como en los momentos de mayor trascendencia, los ciudadanos y el gobierno, de manera unánime, están decididos a afrontar el reto de los terroristas y a cerrar filas contra el dúo ETA-Batasuna. Zapatero exige cumplir la ley de partidos ante las advertencias de la banda. Y el 75 por 100 de los españoles pide al gobierno que no ceda al chantaje de ETA: Tres de cada cuatro españoles están en contra de que se permita al partido abertzale presentarse a las municipales, directa o indirectamente. ¿Que ETA advierte que la prohibición supondría el fracaso del proceso y que subraya que siguen vigente las razones para utilizar la lucha armada? No es ninguna novedad. Estábamos donde hemos estado desde hace cuarenta años y, por ello, el gobierno rechaza la amenaza y ratifica que impedirá a Batasuna participar en las elecciones si no renuncia expresamente a la violencia. Como explica el diario La Vanguardia, "el gobierno afronta con firmeza el desafío de ETA, rechaza el discurso etarra y perseguirá las listas municipales de Batasuna". El propio Ibarretxe se muestra crecientemente escéptico sobre la viabilidad del proceso de paz después de este ultimátum al gobierno para que Batasuna esté en las elecciones y de los restantes mensajes de Gara: que los asesinatos en la T-4 fueron un mensaje al ejecutivo, que han forzado al gobierno a excarcelar al asesino De Juana Chaos, que el 11-M fue un ataque armado, y que abrieron la negociación por el talante de Zapatero. La "banda de Txeroki", la de la T-4, la de los zulos descubiertos con munición y la del comando Donosti reconstituido, endurece su lenguaje hasta advertir al ejecutivo de que no cederá en la lucha armada hasta lograr la independencia. Y el gobierno responde a los terroristas que seguirá aplicando la ley de partidos.

No hay nada que hacer con estos salvajes que, como decían los dirigentes nacionalistas, siguen empeñados en protegerse con el paraguas de la violencia y se niegan a cerrar el paraguas como cualquier otro ciudadano.

José Cavero.

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