Actualizado 21/12/2010 13:00

José Cavero.- Toxo y Méndez vuelven a amenazar con huelga general.

MADRID 21 Dic. (OTR/PRESS) -

Hace poco más de un año, el 12 de diciembre de 2009, las centrales sindicales CCOO y UGT exhibieron músculo en Madrid y reunieron a 60.000 personas bajo el lema 'Que no se aprovechen de la crisis'. Querían advertir a Zapatero de las consecuencias de aliarse con la patronal antes que con ellos. Este último domingo, 371 días desde aquella vez, con los sindicatos irritados con un Gobierno que, sienten que les ha colado una detrás de otra, CCOO y UGT convocaron manifestaciones en 39 capitales de provincia y arrojaron otra amenaza sobre el Ejecutivo socialista: si a los españoles se les obliga a jubilarse más tarde, habrá, en enero próximo, una segunda huelga general. En realidad, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, los secretarios generales de CCOO y UGT, llevaban varias semanas blandiendo el arma del paro nacional si el Consejo de Ministros da luz verde, el próximo 28 de enero, como ha anunciado el presidente Zapatero, al retraso de la edad de jubilación, de los 65 a los 67 años. Y si se mantiene la reforma laboral, medida que desencadenó la huelga del pasado 29 de septiembre.

El eslogan de este domingo La movilización continúa va en esa dirección. "Habrá movilizaciones y respuesta conjunta de los trabajadores", bramó Toxo en Madrid ante unas 20.000 personas (15.000, según datos de la Policía Nacional, y poco más de 5.000 según el cómputo efectuado por la empresa Lynce para la agencia Efe). El dirigente gallego concretó a enero, el mes que viene, como fecha de partida de estos nuevos actos contra la política del Gobierno. De hecho, Toxo dejó claro que el retraso en la edad de la jubilación hasta los 67 años marca "la frontera entre el acuerdo y el desacuerdo". Méndez suscribió las palabras de su compañero y afirmó que los sindicatos tratarán de impedir que se concrete dicha reforma. Luego, Toxo y Méndez desfilaron en la capital, donde tuvo lugar la marcha más copiosa, aunque con menos asistencia que hace un año, debido a que las centrales fraccionaron sus fuerzas en 39 actos.

Según las fuerzas del orden, salieron a la calle 35.000 manifestantes en toda Andalucía, 15.000 en Asturias, 12.000 en Galicia, 8.000 en Barcelona, 10.000 en Zaragoza, 7.000 en Valladolid... En ninguna de estas ciudades hubo que lamentar percance alguno. Cándido Méndez, más comedido que Toxo, eludió dar plazos de futuras convocatorias. La decisión, dijo el líder de UGT, se adoptará "en función de la movilización" que exista llegado el momento de medir fuerzas, y no ahora. "Y esa decisión la tomaremos cuanto antes", puntualizó. Toxo satirizó sobre el estado de alarma ("la UE vive en un estado de alarma social") y bromeó sobre la ausencia del ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, a la manifestación con la que culminó la última huelga ("le hemos esperado en Cibeles y no se ha presentado"). Ambos defendieron la Iniciativa Legislativa Popular, una recogida de firmas con la que ambicionan suprimir la reforma laboral.

La de Madrid fue una manifestación ordenada, un tanto silenciosa, en una fría mañana. El secretario general de CCOO en Madrid, Javier López, tildó a los mercados de "improductivos, especuladores, defraudadores de impuestos, malnacidos, malcriados y mala gente en el peor de los sentidos". La marcha, que arrancó pasadas las doce y media de la mañana, concluyó hacia las dos de la tarde. Los voluntarios sindicales que organizaban el acto se coordinaron eficazmente y apenas hubo incidencias reseñables. Y pese a que las bajas temperaturas (en torno a cinco grados centígrados) invitaban a ello, los asistentes no entonaron cánticos con el mismo énfasis de otras veces. "ZP, afíliate al PP", fue uno de los más coreados. Violencia es cobrar 600 euros al mes, rezaba una pancarta entre un mar de tricolores republicanas. Entre el público acudió el coordinador de IU, Cayo Lara, presente hasta ahora en todas las convocatorias sindicales de relevancia, quien aseguró que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se ha convertido en un "problema para España" con su línea de "ajustes duros" que ahora "quiere cargar sobre los pensionistas".

También estaba Marcos Ana. El poeta declaró que "crece cada vez más el sentimiento de insumisión por el menosprecio que se está haciendo a los trabajadores". Ahora queda comprobar cómo se produce la reforma de las pensiones, en qué queda definitivamente, mientras los sindicalistas se disponen a volver a la calle y a paralizar el país.

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